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Cómo hacer crema muselina o crème mousseline, la refinada variante de la crema pastelera para decorar y rellenar postres

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Cómo hacer crema muselina o crème mousseline, la refinada variante de la crema pastelera para decorar y rellenar postres

En pastelería y respostería, la muselina es una de las cremas derivadas de la pastelera. De origen francés, la crème mousseline es una elaboración básica usada normalmente como relleno o cobertura de numerosos dulces, imprescindible en recetas clásicas como el París-Brest o la tarta tropézienne. Su elaboración casera no es difícil, aunque hay que tener en cuenta algunas claves para que salga perfecta.

Recordemos que la crema pastelera forma parte de las bases del recetario repostero y es una de las más versátiles a la hora de rellenar y acompañar todo tipo de pasteles y postres. Es muy similar a las natillas clásicas de vainilla, y hoy en día se pueden encontrar productos en polvo para facilitar su preparación en casa.

Sin existir una receta única en cuanto a su proporción de ingredientes, pues depende un poco de la variedad de estos y el uso que se le quiera dar, la fórmula clásica consiste en una mezcla cocida de leche y/o nata líquida, azúcar, yemas de huevo y almidón de maíz o maicena.

Qué es la crema muselina

Nuestro diccionario de la Real Academia solo recoge, por el momento, una escueta definición de 'muselina':

Del fr. mousseline. 1. f. Tela de algodón, seda, lana, etc., fina y poco tupida.

En efecto, el término culinario se inspira en la consistencia fina de estos tejidos para nombrar a diversas elaboraciones cuya principal característica es la suavidad y delicadeza de su textura. En francés, mousseline se emplea también para ciertos tipos de bizcochos, y en la cocina salada una muselina puede ser un puré de patata más suave y cremoso.

Muselina Milhojas

Centrándonos en la crema dulce, la muselina parte de una crema pastelera para enriquecerse con el añadido de una considerable cantidad de mantequilla. Si se combinan bien ambos componentes, el resultado es una base de gran cremosidad, esponjosa y sedosa, con la consistencia justa para extender con una espátula, decorar con manga pastelera o para crear capas dulces en postres de cuchara.

Cómo hacer una crema muselina básica

Muselina Tarta

Ingredientes

Para 8 personas
  • Leche 500 ml
  • Vaina de vainilla 1
  • Yema de huevo a temperatura ambiente 5
  • Azúcar 100 g
  • Maicena 50 g
  • Mantequilla (o la mitad exacta del peso de la crema pastelera) 250 g

Cómo hacer crema muselina

Dificultad: Media
  • Tiempo total 40 m
  • Elaboración 20 m
  • Cocción 20 m
  • Reposo 1 h

Para empezar con la pastelera, calentar la leche con las semillas extraídas de la vaina de vainilla y la propia vaina en un cazo amplio y añadir un poco del azúcar azúcar. Remover y apagar el fuego cuando vaya entrar en ebullición, tapar con film y dejar infusionar 15-30 minutos.

En un recipiente aparte batir el resto del azúcar con las yemas usando varillas manuales, hasta obtener una crema algo pálida y el azúcar se haya disuelto. Añadir la la maicena y batir más, con suavidad al principio, hasta incorporar. Colar encima con un colador fino la leche infusionada, removiendo bien.

Muselina Paso

Llevar todo al fuego y cocer a potencia suave, sin dejar de remover, hasta que espese, hierva y adquiera consistencia de crema pastelera corriente -recordando que en caliente es más líquida-. Pesar para seleccionar la mitad de su peso en mantequilla.

Separar la mitad de esa mantequilla y añadirla a la crema pastelera caliente, batiendo con las varillas hasta incoporar homogéneamente. Pasar a un recipiente más plano, cubrir con film en contacto con su superficie, y enfriar hasta que tenga una temperatura de unos 20-23ºC.

Batir el resto de la mantequilla atemperada -no derretida, que el dedo se hunda fácilmente al tocarla pero conserve la forma-, con batidora de varillas para cremarla. Limpiar las varillas y batir la crema anterior enfriada, y añadir en varias tandas la mantequilla cremosa. Continuar batiendo hasta obtener una consistencia esponjosa y suave.

Variaciones de la crema muselina

A la receta básica se le pueden añadir aromas y otros saborizantes complementando o sustituyendo la vainilla, como ron o brandy, almendra amarga, esencia de limón o naranja, aromas de frutas o caramelo, etc.

Muselina

También se puede hacer una muselina de chocolate preparando la crema pastelera con tres yemas de huevo y unos 100 g de chocolate negro derretido previamente, tras haber cocido la crema, cuando ya haya espesado. A esta variante se le puede agregar café soluble para darle un toque de moka.

Otras versiones populares de esta crema son las muselinas de praliné de almendras o avellanas, u otras pastas o cremas de frutos secos, como pistachos o nueces. El té matcha le dará un bonito tono verde y los polvos de frutos del bosque deshidratados otras gamas de colores, por ejemplo rosa con frambuesa o fresa, y azulado con arándanos.

Con qué acompañar la crema muselina

Una vez fría y espesa, la crema muselina se puede utilizar para rellenar cualquier tarta de bizcocho básico, ya sea tipo genovés -mejor si se moja primero la miga con un almíbar- o de mantequilla. Al ser más sedosa que la crema pastelera, también sirve para cubrir o glasear pasteles y pastelitos individuales, tartaletas o cupcakes. Su consistencia permite crear efectos decorativos muy elegantes con una manga pastelera y diferentes boquillas.

Milhojas

Esta crema se emplea específicamente en postres ya mencionados, como el París-Brest, la tarta tropézienne, o fraisier. Combina muy bien con masa choux también en profiteroles y éclairs, y otras masas con base de merengue, como los macarons o una dacquoise.

Podemos usarla en postres en vaso o copa, alternándola por ejemplo con bizochos o galleta machacada y fruta, y también para rellenar buñuelos, milhojas, cañas y cuernos de hojaldre, coronar pastas de mantequilla o moldes de chocolate, etc.

Fotos | iStock - Marco Verch - Merle Ja Joonas - fugzu - Ella Olsson
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Receta de la salsa Café de París, la mantequilla compuesta que es perfecta para el entrecot y otras recetas de carne

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Receta de la salsa Café de París, la mantequilla compuesta que es perfecta para el entrecot y otras recetas de carne

Hoy os contamos cómo preparar la receta de la salsa Café de París, que es una mantequilla compuesta o condimentada con especias y con hierbas aromáticas. La fórmula exacta no se conoce ya que es un secreto de sus inventores, pero os vamos a explicar cómo podéis hacerla fácilmente en casa con ingredientes que todos tenemos en nuestra despensa.

A pesar de su nombre, la salsa Café de París no tiene nada de parisina, y ni siquiera es una salsa francesa, ya que tiene origen en 1930 en el restaurante Coq d’Or de Génova donde Madame Boubier, la propietaria la inventó usando 24 ingredientes, para servir con su entrecot. Más tarde su hija se casó con el dueño de otro restaurante genovés llamado Café de Paris e incorporó la salsa a su carta, donde cobró fama internacional y asumió el nombre del establecimiento.

En realidad, la receta es como explicaba una mantequilla compuesta como nuestra mantequilla de hierbas y su uso habitual es poner un disco de esta mantequilla sobre un entrecot recién salido de la plancha, para que se funda sobre la carne, convirtiéndose en la salsa que la acompañe.

Ingredientes

Para 6 personas
  • Mantequilla 250 g
  • Pimentón dulce una cucharadita de postre
  • Hierbas aromáticas variadas (Romero, albahaca, estragón, perejil,eneldo, tomillo) una cucharada de postre de cada una, muy picadas
  • Vino de Oporto una cucharada sopera
  • Coñac una cucharada sopera
  • Salsa Perrins un chorrito
  • Alcaparras muy picadas 12
  • Anchoas muy picadas 3
  • Ketchup una cucharada de postre
  • Mostaza de Dijon una cucharadita de café
  • Chalota muy picada 0.5
  • Curry molido una cucharadita de café
  • Sal y pimienta al gusto (preferiblemente pimienta negra y pimienta rosa)
  • Diente de ajo muy picado 0.5
  • Zumo de limón (de medio)
  • Ralladura de limón muy picada, una cucharada
  • Ralladura de naranja muy picada, una cucharada
  • Cayena o copos picantes, una pizca

Cómo hacer salsa Café de París para entrecot

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 15 m
  • Elaboración 15 m
  • Reposo 4 h

Dejamos la mantequilla a temperatura ambiente mientras preparamos todos los ingredientes necesarios para tenerlos a mano. Picamos las hierbas frescas. Cuando la mantequilla esté con textura de pomada, añadimos las hierbas y mezclamos bien.

Picamos las anchoas en trocitos y machacamos también la sal y las dos pimientas, utilizando un mortero. Incorporamos todos los ingredientes sólidos y mezclamos bien, siempre moviendo con unas varillas para que se repartan en la mantequilla.

Añadimos los líquidos y tras mezclar el conjunto, ya tenemos la mantequilla compuesta preparada y lista para refrigerar y porcionar o para utilizarla inmediatamente si queremos hacer una salsa tipo bechamel con ella.

Mantequilla Cafe De Paris Pakus Futurobloguero Dap

Una vez terminada la mezcla, la colocamos en un film de plástico de cocina y formamos un cilindro o rulo. Lo metemos en la nevera y cuando esté bien frío, podremos cortarlo en porciones para aderezar cualquier plato de carne a la plancha. También podemos utilizar esta mantequilla para hacer una salsa bechamel especiada, añadiendo harina y leche.

En qué platos puedes utilizar la mantequilla o Salsa Café de París

La mejor utilización para esta Salsa Café de París es ponerla sobre un buen entrecot a la plancha, o si lo preferís, acompañando unas tajadas de solomillo de ternera o con un chuletón. También queda muy bien con patatas asadas en el horno, abriéndolas por la mitad y poniendo la mantequilla en el centro para que se funda sobre ellas. Seguro que cuando la probéis se os ocurren muchos más usos para disfrutarla.

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13 consejos para gastar menos energía en la cocina y ahorrar en la factura de la luz

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13 consejos para gastar menos energía en la cocina y ahorrar en la factura de la luz

El precio de la luz sigue disparado en Europa con dos meses en los que se han alcanzado máximos históricos. Poco más podemos hacer los consumidores que tratar de aprovechar al máximo nuestros recursos en casa, especialmente en la cocina. Puesto que hay que comer todos los días y es una de las estancias donde más electrodomésticos y aparatos consumen energía constantemente, optimizar su uso puede suponer un gran ahorro al final de mes.

La cocina no es solo uno de los espacios donde más tiempo solemos pasar, también acumulamos muchos aparatos eléctricos que usamos casi a diario, concentrando algunos de los mayores electrodomésticos como el horno, el lavavajillas o la lavadora, sin olvidar que la nevera está en funcionamiento las 24 horas. Sin hacer apología de la pobreza energética, hay ciertos hábitos con los que podemos reducir nuestro consumo.

Cómo ahorrar energía en la cocina

Más allá de volvernos locos con horarios discriminados que además han dejado de servir como guía, tarifas y los vaivenes del precio de la luz en el mercado mayorista, aplicar algunos de los siguientes trucos puede hacer nuestra cocina más eficiente y sostenible.

1. Cocina platos sin cocinar (o casi)

Si no cocinas, no gastas energía. Esta perogrullada no quiere decir que comas fuera de casa o pidas para llevar -no ahorraríamos mucho-, sino que incluyas en tus menús platos que se pueden elaborar sin encender ningún electrodoméstico, o reduciéndolos al mínimo.

Hablamos en su mayoría de ensaladas de todo tipo pero también de platos que son disfrutables tibios o a temperatura ambiente, que van más allá de la lechuga y el tomate. Aquí los buenos procesados como legumbres cocidas, latas marineras o conservas vegetales nos serán de gran ayuda, ahorrándonos además mucho tiempo.

2. Utiliza aparatos y pequeños electrodomésticos de bajo consumo

Por ejemplo, el microondas consume mucha menos energía que el horno o la vitrocerámica de cocina, y son muchas las preparaciones que podemos hacer con él en tiempo récord, desde cocer patatas o arroz y quinoa hasta tostar almendras, improvisar un pan exprés o asar berenjenas, boniatos y pimientos.

Crockpot

Otros aparatos que consumen muy poco son las ollas de cocción lenta o tipo Crock-Pot, puesto que apenas se calientan y cocinan lentamente. Las freidoras sin aceite más eficientes también gastan menos que el horno y las ollas programables o instant pots, igual que la olla exprés o rápida, pueden ahorrar también energía al reducir considerablemente el tiempo de cocinado.

Crock-Pot SCCPRC507B Olla de cocción lenta digital para preparara multitud de recetas, 230 W, 4.7 litros, Acero Inoxidable

Crock-Pot SCCPRC507B Olla de cocción lenta digital para preparara multitud de recetas, 230 W, 4.7 litros, Acero Inoxidable

3. Multiplica las cantidades y planifica (un poco)

El típico consejo de la moda del batch cooking no es más que lo que tantas generaciones han aplicado en su cocina: cocinar de más para refrigerar o congelar las sobras. No hay que volverse locos organizando en un día con detalle todas las comidas de la semana, pero sí ayuda tener alguna idea de lo que podemos aprovechar durante unos días.

Batch

Al fin y al cabo, gastaremos prácticamente el mismo tiempo y energía cocinando el doble de arroz blanco o de garbanzos, el triple de salsa de tomate o de estofado, o cociendo cinco huevos en lugar de un par. Si además tenemos una envasadora al vacío, conservaremos más y mejor los alimentos.

4. Cocina con la tapa puesta y no abras (demasiado) el horno

Poner una olla a calentar agua totalmente destapada o abrir y cerrar sin cesar la puerta del horno -o la propia tapa de la cazuela- es una pérdida de valiosa energía que solo hace gastar calor y luz, interrumpiendo además la cocción homogénea o arruinando un bizcocho o soufflé.

Tapadera

Evita al máximo esa pérdida controlando los tiempos y revisando la comida a través de puertas y tapas transparentes, y ábrelas solo un poco cuando tengas que echar un ojo al interior, para evitar también que se estropee el propio cocinado creando esos contrastes bruscos de temperatura. Lo mism se puede aplicar a la nevera: no la abras constantemente de par en par.

5. Remoja todo lo remojable (y aplica marinadas o salmueras)

Aunque no es imprescindible dejar a remojo las legumbres antes de cocinarlas, es una práctica aconsejable para hacerlas más digestivas y, sobre todo, reducir el tiempo de cocción. Así que no te olvides de poner los garbanzos o las alubias a hidratar la noche antes, incluso 24 horas en el caso de las legumbres más duras o grandes. Las lentejas, habitualmente sin necesidad de remojo, también se beneficiarán de ese ahorro de tiempo.

Garbanzos Remojo

Pero es una práctica que funciona igualmente con otros alimentos, como granos enteros y cereales (arroz, quinoa, bulgur, mijo, cebada, espelta...), semillas y frutos secos, verduras, frutas y setas secas o deshidratadas (como las ñoras, chiles y pimientos choriceros), etc. En carnes y pescados, una salmuera o marinar también reduce el tiempo de cocción.

6. Aprende cuándo precalentar y cuándo no

Salvo que tu horno sea muy viejo, lo más probable es que se caliente rápidamente en cuanto lo hayas encendido. No siempre hay que esperar a que marque la temperatura indicada antes de introducir el alimento, salvo casos muy específicos como bizcochos, pan, pizza casera o galletas.

Horno Eco

Las verduras, especialmente, se pueden asar sin problemas sin precalentar, así como platos a base de huevo, pastas, guisos o incluso carnes y pescados.

7. Utiliza el calor residual

Este hábito es muy útil compaginado con el anterior, pero que deberíamos aplicar siempre que sea posible para optimizar el horno. Si no has provocado la pérdida de calor al abrirlo, cuando apagues el aparato seguirá muy caliente durante varios minutos. Según la potencia y lo que estés cocinando, puedes dejar los últimos 5-10 minutos de horneado tras apagarlo.

8. Electrodomésticos siempre limpios y ordenados (incluyendo las juntas)

Nevera Limpia

Mantener una buena limpieza y mantenimiento de la nevera, el congelador o el propio horno no solo repercute en una mejor conservación de los alimentos, evitando riesgos sanitarios, también optimiza su eficiencia. Y sí, hay que limpiarlos por detrás también, al menos una vez al año.

El frigorífico y el congelador son los electrodomésticos que más se benefician de ello, ya que la acumulación de hielo, escarcha o condensación pueden dañar el motor o forzar a la máquina a gastar más energía para mantener la temperatura, al actuar como aislante. Si lo tenemos ordenado y sin sobrecargar, la refigeración circulará de forma más fluida y enfriará mejor.

Invierte en un aparato no frost y comprueba también las juntas de las puertas, y especialmente las gomas, ya que son las responsables de que no haya pérdida de frío o calor, en el caso del horno o las ollas.

9. Renueva los electrodomésticos demasiado viejos

Aunque no sea un truco como tal, no hay que olvidar que a veces llega la hora de renovar los aparatos muy antiguos que ya no funcionan tan bien y que podrían estar gastando demasiada energía. Aprovecha para invertir en un electrodoméstico con alta calificación energética, que gastará menos energía, durará más años y también contaminará menos.

Placa

Si tienes que renovar la nevera, opta por un modelo con circuitos separados de refrigeración y congelación; en el caso del horno serán mejores los de convección que cuenten con ventilador/aire y vapor, y la inducción siempre es mucho más eficiente que la vitrocerámica. Además, muchos modelos incluyen función eco o de ahorro.

10. Elige ingredientes de cocción rápida

Si puedes elegir entre distintos tipos de legumbres, de cereales, de pastas o de verduras, opta por aquellas variedades que se cocinen antes. Por ejemplo, las lentejas requieren menos tiempo que los garbanzos, y son aún más rápidas las que no tienen piel, como las coral o rojas.

Verduras

Un arroz vaporizado estará listo antes que uno más genérico o más glutinoso, y el cuscús apena necesita hidratarse con un líquido caliente, sin necesidad de hervir; los formatos de pasta más pequeños también suelen pedir menos tiempo de cocción, y tardan aún menos las pastas frescas.

Considera las verduras a cocinar según sus tiempos de cocción necesarios, y recuerda que los pescados se hacen antes que las carnes, que además tardarán menos en cortes o piezas más pequeñas, algo que podemos aplicar a todos los ingredientes, si la receta lo permite.

11. Utiliza el fuego adecuado para cada olla o sartén

A la hora de cocinar sobre la placa de cocina, siempre elige el fuego en función del tamaño de la olla, cazuela o sartén. Un recipiente demasiado grande en una fuente de calor pequeña tardará mucho más en calentarse y la comida no se cocinará bien; en el caso contrario, un recipiente pequeño en fuego grande, solo estaríamos desperdiciando energía.

Tampoco tiene sentido usar una cazuela o sartén enorme para cocinar algo pequeño, de nuevo malgastaríamos energía. Ojo, apurar demasiado llenando en exceso el recipiente o con un alimento muy grande puede ser contraproducente, estropeando el resultado del plato.

12. Cocina al dente siempre que sea posible

La pasta cocinada al dente es más sabrosa y más saludable, y por supuesto también más rápida. El mismo concepto se puede aplicar a granos como el arroz o la quinoa, que además es bastante correosa si se pasa de cocción, así como a las verduras.

Pasta

Muchas hortalizas ganan en textura, sabor y nutrientes cuando las cocinamos lo justo, dejándolas ligeramente crujientes, ya sea en un salteado, al horno o al vapor. Verduras con mala fama como el brócoli o la coliflor mejoran mucho cuando se evita la sobrecocción blandurria.

En carnes y pescados hay que tener cuidado porque esta idea no se puede aplicar a todos los productos; las aves, por ejemplo, siempre deben estar totalmente cocinadas, y también los pescados con riesgo de anisakis -si no se han congelado previamente al menos durante cinco días-. Pero un salmón pasado de cocción o un filete de ternera muy hecho no solo gasta más energía, también pierde sabor.

13. Prueba más alimentos crudos

Ensalada

Algunos alimentos jamás deben comerse crudos sin poner en riesgo la salud, pero otros sí son perfectamente comestibles sin necesidad de aplicar ninguna cocción o fuente de calor. Además de tener ciertos beneficios nutricionales (conservación de nutrientes, mayor masticación y saciedad...), ofrecen sabores y texturas distintos a cuando están cocinados.

Puedes probarlo con la gran mayoría de verduras, como la zanahoria, la lombarda y otras coles de hoja, las coles de Bruselas, el brócoli o la coliflor, las endivias, el colinabo y los rabanitos, el calabacín, los pimientos... Si te resultan demasiado duras o agresivas, puedes laminarlas, rallarlas finas o picarlas en piezas muy pequeñas, y dejarlas marinando con algún aliño.

Hay carnes que nunca deben ingerirse sin cocinarlas por completo por precaución sanitaria, como las carnes de pollo, pavo o cerdo, pero el carpaccio de ternera o buey es un clásico que podemos comprar ya listo para consumir o usar en platos como unas tostas, sin olvidarnos del steak tartar clásico.

Tartar

En pescados, son buenas opciones el sushi y el sashimi, también un tartar marinero, un poke o un ceviche, recordando que el pescado debe haber pasado por el congelador al menos cinco días, salvo que usemos de acuicultura 100% seguro, para evitar el anisakis, como ya hemos comentado.

Algunos de los enlaces aquí publicados son de afiliados. A pesar de ello, ninguno de los artículos mencionados han sido propuestos ni por las marcas ni por las tiendas, siendo su introducción una decisión única del equipo de editores.

Fotos | iStock - Unsplash - Marco Verch
En Directo al Paladar | Verduras al horno: por qué no siempre hay que añadir aceite (y cuándo y cómo hacerlo bien)
En Directo al Paladar | Cómo descongelar correctamente los alimentos en el microondas: el truco del vaso de agua

Qué es una marinada o adobo, cómo utilizarlos en la cocina y siete trucos para mejorar nuestras recetas

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Qué es una marinada o adobo, cómo utilizarlos en la cocina y siete trucos para mejorar nuestras recetas

Los adobos y marinadas son preparaciones básicas en cualquier cocina doméstica o profesional cuyo principal objetivo es dar más sabor a los alimentos, antes o después de cocinarlos. Es una técnica que suele emplearse con carnes pero también es muy útil para aromatizar pescados, verduras, huevos, tofu o quesos, entre otros alimentos.

El origen de las marinadas parece más ligado a una función práctica que puramente gustativa, pues es un método antiguo de conservación de los alimentos, principalmente carnes. Al no existir la refrigeración o la tecnología de vacío, una pieza de carne cubierta por completo por un líquido aislaba la pieza del aire, retrasando su oxidación.

Si bien también se cree que los adobos especiados se usaban asimismo para ocultar un alimento ya en mal estado, de nuevo fundamentalmente carnes, es un mito desterrado por los historiadores. Las especias eran muy caras y quien podía permitírselas no las iba a desperdiciar en enmascarar el mal sabor de una supuesta carne en mal estado. Más plausible parece el uso de mezclas muy avinagradas o con abundante cebolla y ajo con este menester.

Adobo y marinada: ¿son lo mismo?

Marinada Limon

Esta duda común la intentó responder Ferrán Adrià en su serie de vídeos entre menús que lanzó en redes durante el confinamiento. En el lenguaje popular y profesional son dos términos que se emplean a menudo indistintamente, como sinónimos, y así lo recogen los diccionarios de la lengua. De hecho, en inglés se traduce el castellano adobo por marinade.

Si bien existen ligeros matices más vinculados a recetas o preparaciones concretas y regionales, como el salmón marinado gravlax o el cazón el adobo, esencialmente son lo mismo. Adrià puntualiza que un adobo puede darse en seco, mientras que la marinada necesita líquido, aunque no es una regla que se cumpla siempre.

A efectos prácticos y comunes, podemos afirmar que adobar y marinar son lo mismo.

Qué es una marinada

La marinada es la mezcla de ingredientes en la que se sumerge o cubre un alimento para dejarlo en reposo un tiempo determinado con el fin de darle más sabor, aroma y, ocasionalmente, modificar parcialmente su textura. Se puede marinar o adobar el alimento crudo, parcialmente cocido o totalmente cocinado, antes de su degustación.

Marinada Hierba

Podríamos emplear cualquier ingrediente aromático, pero una marinada estándar consta de unos componentes básicos:

  • Aceite. Como componente graso absorbe una gran cantidad de sabor ya que gran parte de los aromáticos que empleamos son liposolubles. De este modo se acelera la transferencia de esos componentes aromáticos al alimento en adobo.

  • Ingredientes aromáticos. Especias, hierbas frescas o secas, vegetales fragantes -ajo, cebolla, hinojo-, chiles o guindillas, fruta, etc.

  • Componentes ácidos. Normalmente un vinagre o limón, o mezcla de ambos. Antiguamente tenía una función más útil al acabar con algunos microbios, secar las proteínas y alargar ligeramente la conservación, pero hoy en día se emplea más por su toque de frescura y extra de sabor que estimula las papilas gustativas.

  • Sal. Contrariamente a lo que solemos decir, no "potencia" los sabores, más bien los cambia, suavizando los amargos y ácidos, y estimula la salivación. En las carnes y pescados, además, desnaturaliza las proteínas y permite obtener texturas más jugosas y suaves, y pierden menos jugos propios al cocinarse. Por supuesto, también aporta sabor salado.

Marinada Liquidos
  • Otros líquidos. Desde simple agua hasta otros zumos, vino, cerveza u otras bebidas alcohólicas, leche, suero o caldo. Algunos de estos líquidos suman componentes aromáticos, mientras que otros, como los lácteos, ayudan a desnaturalizar las proteínas. También se puede usar agua o un alcohol suave para rebajar la intensidad de los demás ingredientes e incrementar el volumen de la marinada, permitiendo que el alimento quede completamente cubierto.

  • Extras. Yogur, mostaza, chile o guindilla en pasta concentrada, concentrado de tomate, miso, mayonesa, salsas diversas, azúcar, miel o siropes, mermelada, cremas de frutos secos o semillas (mantequilla de cacahuete, tahina...), patés, etc.

Cómo se usan en la cocina

El primer paso es dar con la fórmula, aunque no hay que obsesionarse con las cantidades precisas, pues depende también un poco del gusto. Solo hay que tener en cuenta que el pescado y los cortes magros y pequeños de las carnes más tiernas serán más sensibles al efecto de la marinada, por lo que no conviene usar recetas demasiado intensas.

Marinada Tofu

La proporción clásica para una marinada básica se basa en mezclar tres partes de aceite por cada parte de ácido usado, sumando un 2% de sal del peso total en el caso de las carnes. A partir de ahí podemos añadir otrod componentes aromáticos al gusto, por ejemplo un puñado de hierbas frescas picadas, unos granos de pimienta machacada y/o ajos.

La marinada debe ser homogénea y cubrir todas las partes del alimento, para lo que conviene usar las manos limpias o con guantes y así poder embadurnarlos bien. Es recomendable tapar el recipiente con film para reducir la exposición al aire, o usar un recipiente con mecanismo de vacío -los hay especiales para marinadas-, incluso bolsas de tipo sous vide, y siempre mantener en refrigeración.

Marinada Salmon

El tiempo variará en función del alimento. A las piezas grandes y más duras les cuesta mucho absorber sabores e ingredientes, y necesitarán muchas horas o incluso más de un día para que la marinada penetre en las fibras. Para pollo, conejo y otras aves, se recomienda un mínimo de tres horas y un máximo de 12; la ternera y el cerdo no se deben dejar más de día, mientras que el buey y piezas grandes de caza se pueden -y deben, o sería inútil- dejar más tiempo.

El pescado no es recomendable marinarlo más de un par de horas o podría enmascararse en exceso su sabor original, salvo en preparaciones concretas como el salmón marinado, los boquerones en vinagre o el bienmesabe. En el caso de las verduras bastará con un mínimo de 30 minutos, mientras que el tofu necesitará, al menos, tres o cuatro horas. Quesos y encurtidos marinados precisan varios días para adquirir un buen sabor.

Trucos para mejorar las recetas de marinadas

  • Marinar con yogur. Este lácteo se puede usar para marinar cualquier alimento, pero funciona especialmente bien con carnes de aves y cordero, como explicamos aquí. Como inrediente ácido, consigue desnaturalizar las proteínas de estas carnes de una manera más suave que otros productos más agresivos.
Marinada Pollo
  • Marinar después de cocinar. Con otras carnes más duras o fibrosas, como la ternera o el buey, es complicado lograr algún sabor mediante un adobo previo salvo que dispongamos de varios días. En estos casos es más efectivo aplicar un adobo posterior al cocinado, técnica que se utiliza también con otras proteínas y verduras. Así, además, no se interfiere en la textura del alimento ni hay riesgo de estropear la cocción.

  • Infusionar primero el aceite. Si aportamos sabor al aceite del adobo conseguiremos resultados más intensos y nuevos matices. Solo hay que calentar a fuego muy lento un buen aceite de oliva virgen extra con los aromáticos deseados, como dientes de ajo, hierbas frescas, trufa, chile o guindilla seca o especias, entre 30 y 60 minutos. Los ajos hay que retirarlos, pero otros aromáticos se pueden dejar en el aceite para envasarlo una vez frío, o se pueden aprovechar también en la marinada.

Marinada Sousvide
  • Envasar al vacío. La cocción sous vide o a baja temperatura tan usada en la alta cocina parte de introducir los alimentos en una bolsa de vacío. Aunque no tengamos un roner o circulador en casa, si contamos con una envasadora la podemos aprovechar para marinar en ella los alimentos con el adobo, pues potenciaremos los efectos al eliminar el oxígeno de su interior.

  • Añadir umami. Al igual que el glutamato monosódico se emplea para potenciar los sabores de multitud de productos, en casa podemos añadir ingredientes ricos en umami para obtener sabores y aromas mucho más intensos. Por ejemplo, pasta de anchoas (o anchoas machadas), salsa de soja, salsa Worcestershire, tomate concentrado, alga kombu, katsuobushi, jamón tostado y molido, polvo de setas deshidratadas o su caldo de hidratarlas, salsa de ostras o de pescado asiática, etc.

Marinada Ajo
  • Machacar la pimienta. Tradicionalmente son muchas las recetas en las que añadimos los granos de pimienta enteros, pero, desafortunadamente, estamos perdiendo un poco el tiempo. Solo si rompemos su estructura conseguiremos liberar su potencial organoléptico, así que lo mejor es machacarlos o romperlos

  • El corte del ajo y la cebolla. La forma de cortar estos dos ingredientes, potentes aromáticos, provoca reacciones enzimáticas distintas. Un corte limpio en trozos grandes con cuchillo bien afilado apenas libera aromas; cuanto más se machacan, más potente será el efecto. Si queremos sabores muy intensos podemos aplastar los ajos con un prensador o el mortero, y picar las cebollas muy finas.

Fotos | iStock - Unsplash - Marco Verch - Aimee Plesa - Pete Jelliffe - Denna Jones - Edsel L
En Directo al Paladar | Cómo preparar tu propio adobo de hierbas provenzales para el horno

Cómo pelar y picar los ajos eficazmente y qué corte es mejor para cada uso en la cocina

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Cómo pelar y picar los ajos eficazmente y qué corte es mejor para cada uso en la cocina

El ajo es uno de esos valiosos ingredientes que consideramos un auténtico básico de la cocina, base de innumerables recetas y protagonista de multitud de platos, como el alioli o las sopas de ajo. Dominar los pasos elementales de su preparación o técnicas como la forma de pelarlos y picarlos puede ahorrarnos mucho tiempo y esfuerzo en la cocina, y es el primer paso para el éxito.

Ese carácter elemental del ajo, aplicable también a la cebolla, nos lleva a menudo a dar por sentado que todo el mundo sabe lidiar con este producto o que no importa mucho cómo se prepara, cuando hay ciertas claves que a veces marcan una gran diferencia. El ajo es un ingrediente complejo y fascinante que merece un poco más de atención si queremos sacarle el máximo partido.

Cómo pelar ajos fácilmente

El método tradicional y más eficaz consiste en aplastar los dientes separados con la hoja de un cuchillo grande, usando la superficie plana para presionar desde arriba con las manos. Si el cuchillo es suficientemente grande, podremos aplicar la presión a varios dientes a la vez.

Chafar

Debemos colocar los dientes de ajo separados tumbados lateralmente, disponer encima la hoja del cuchillo y presionar con fuerza, pero sin pasarnos, hasta que se escuche un pequeño crujido. Después solo queda retirar manualmente la piel, que debería poder extraerse muy fácilmente.

Es un sistema eficaz perfecto para la cocina diaria corriente, cuando no solemos necesitar más de tres o cuatro dientes de ajo, a lo sumo. Una vez le coges práctica, además, lo harás mucho más rápido y casi de forma instintiva. Por supuesto, podrías usar otro material para aplastarlos, siempre que sea plano, sólido y no muy grueso, como una tabla pequeña.

Métodos alternativos

El sistema tradicional puede ser algo tedioso si queremos pelar muchos dientes de ajo a la vez. Las redes están llenas de trucos y hacks que pretenden hacer magia en la cocina y prometen resultados maravillosos para ahorrar más tiempo, aunque no siempre funcionan.

Pelar Ajo

Uno de los métodos más populares consiste en introducir los dientes de una cabeza o varias, separados, en un bote grande con tapa, de tal modo que al agitarlo con fuerza el roce y los golpes rompan y debiliten la piel. Un sistema similar consiste en emplear dos boles o cuencos, o una coctelera. La idea es la misma: agitar con energía, mucha energía.

Este truco puede funcionar con determinados ajos que tengan la piel más suelta y también con ejemplares más viejos; parece ser más eficaz si se corta primero la base, facilitando así que se despegue mediante la fricción. Es cuestión de probar y valorar si se obtienen los resultados deseados.

Ajos

Calentar los ajos en el microondas, como máximo 15-20 segundos a máxima potencia, puede ayudar a soltar un poco la piel. Se puede introducir la cabeza entera o dientes sueltos, y para potenciar el efecto de vapor se recomienda envolverlos con una hoja de papel de cocina humedecida. Hay quien también obtiene buenos resultados dejándolos a remojo en un cuenco con agua y frotándolos bajo ella, pero nos parece un método poco práctico.

Cómo picar ajos eficazmente y en qué preparaciones usarlos

La forma de cortar el ajo influye en su sabor, pues justo donde rompemos sus fibras se produce una reacción enzimática en las células responsables de la alicina, la sustancia que produce el característico picor. Sin entrar en demasiados detalles complejos, cuando hablamos de "picar ajo" para cualquier receta, podemos aplicar diferentes técnicas.

Ajo Laminado

Una manera muy simple consiste en comenzar laminando los dientes, ya pelados, usando un buen cuchillo afilado de hoja media, siempre con cuidado de no cortarnos los dedos. Es recomendable llevar las puntas de los mismos ligeramente hacia atrás para que los nudillos hagan de barrera protectora.

Puesto que los vamos a picar, no importa demasiado el grosor; de hecho, es mejor no laminarlos excesivamente finos. Después solo tenemos que juntar las láminas y picarlas mediante un movimiento firme y repetitivo de la hoja del cuchillo, todas las veces que sea necesario hasra obtener trocitos más o menos pequeños, según lo deseado.

Ajo Picado Cuchillo

Otro sistema más preciso consiste en practicar unos cortes paralelos longitudinales en cada diente, de una punta a casi el otro extremo, sin llegar a sobrepasarlo. Después hay que girar la hoja del cuchillo para cortar en perpendicular a esas líneas, obteniedo de esta manera cubitos pequeños de un tamaño muy similar.

Es la técnica del corte en brunoise típico de la cebolla, pero a menor escala. En este vídeo podemos ver a Jamie Oliver poniendo en práctica ambos métodos.

Ajo Picado

El nivel de picado del ajo dependerá del uso que queramos darle, o de nuestro gusto. Si lo picamos repetidamente con la hoja del cuchillo, manualmente, hasta obtener piezas diminutas, conseguiremos unidades irregulares con trozos más grandes que otros. En un sofrito, guisos y salsas esto no supone un gran problema, ya que terminará casi desapareciendo.

Hay que tener en cuenta que, cuanto más pequeño cortemos el ajo, más rápidamente se cocinará, por lo que nunca hay que añadirlo a un aceite demasiado caliente o mantenerlo así demasiado tiempo; puede pasar de crudo a quemado en cuestión de segundos. Este picado, además, es el más suave en cuanto a la liberación de sus aromas y poder picante, y apenas libera jugos.

Ajo Prensa

Si optamos por un prensa ajos obtendremos sabores más picantes y pronunciados, consiguiendo extraer más jugos, aunque en piezas algo irregulares. Es una buena herramienta para añadir el ajo a una cebolla ya pochada, una base de sofrito o los primeros pasos de un guiso o sopa. No se debe cocinar solo con aceite muy caliente pues se agría muy rápidamente.

Más homogéneo y más intenso saldrá el puré de ajo si lo machacamos con el mortero, como si hiciéramos un alioli o receetas como el ajo caliente. Mucho cuidado al cocinar el puré de ajo aplastado, es muy sensible; no es recomendable para sofritos o rehogados. Un nivel intermedio de intensidad y sabor lo podemos obtener picándolo groseramente a cuchillo para después aplastar los trocitos con la hoja del mismo; perfecto para vinagretas o salsas.

OXO Good Grips, Prensador de ajos, talla única, color negro

OXO Good Grips, Prensador de ajos, talla única, color negro

Fotos | iStock - Unsplash - Marco Verch - Ernesto Andrade
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Cómo pelar y preparar una granada para su uso de la forma más sencilla

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Cómo pelar y preparar una granada para su uso de la forma más sencilla

Pelar una granada es una tarea que se antoja siempre complicada. Granos que salen despedidos, gotas que salpican y manchan y las odiosas telillas amarillas que dificultan la labor. Por eso hoy queremos enseñaros cómo pelar y preparar una granada para su uso, de la forma más sencilla para que incorporéis este método a vuestro saber culinario.

Compararemos nuestro método con el método habitual para desgranar la granada, partiéndola por la mitad y golpeando con una cuchara, que según hemos comprobado, es el más utilizado por familiares y amigos y que pese a su popularidad, no es un buen método.

Así podéis ver y comparar, y tras practicar un poco, elegir el que mejor os vaya, para seguir disfrutando de esta fruta de temporada con grandes poderes antioxidantes y sobre todo con un sabor delicioso que gusta a todos.

Ingredientes

Para 4 personas
  • Granada 2

Cómo hacer para abrir y preparar correctamente una granada

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 5 m
  • Elaboración 5 m

Para abrir una granada hay un método que resulta mucho mejor que partirla por la mitad y aporrear con una cuchara para que se desprendan los granos, que según mi investigación entre amigos y conocidos es el método más utilizado.

Lo habitual es cortar la granada por la mitad de forma transversal, y seguidamente, comenzar a pegarle golpes con un cucharón o una cuchara para conseguir recuperar los granos. Lo peor de este método es que los granos golpeados se desperdician, y además se salpica mucho, manchando la encimera y la ropa de quien golpea las granadas.

Pelar Granada Metodo Aporrear

Una vez desgranada, hay que proceder a escurrir el zumo sobrante, retirar los granos más dañados y sobre todo las molestas telas amarillas que seguramente llenarán nuestro plato de restos poco apetecibles.

El mejor método para desgranar la granada

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Mucho mejor es el método que recomiendan en la Asociación de productores y comercializadores de la granada, que aprendí en un viaje a Elche para conocer la granada variedad Mollar. Consiste en dar unos cortes formando un cuadrado que rodea la corona de la granada.

Seguidamente, se retira ese cuadrado o tapa y se hacen unos cortes de arriba abajo comenzando en los vértices del cuadrado y en dirección a la parte baja de la fruta. Además de los cuatro vértices, podéis hacer otros cortes adicionales.

Pelar Granada Metodo Bueno 1

Si vemos alguna marca de las telillas amarillas, podemos hacer algunos cortes por donde estén, para que después de cortar, esas partes amarillas queden a un lado del corte. Una vez hechos los cortes, los abrimos como si fuera una naranja. De la parte central, quitamos las telillas o pellejos que quedan agrupados en el centro, simplemente estirando.

Así abrimos la granada que queda en gajos, fáciles de comer, en los que la piel amarilla se retira fácilmente y sin que los granos de la granada hayan sufrido daños ni haber salpicado toda la encimera o nuestra ropa. Luego basta con desgranar cada porción de manera sencilla.

Dos Metodos Pelar Granada

Viendo ambos métodos... ¿cuál os parece mejor para desgranar esta deliciosa fruta?

En qué recetas puedes utilizar la granada desgranada

Una vez obtenidos los granos de la granada, puedes darles muchos usos en la cocina. Desde hacerte un delicioso zumo o mezclarlos con otras frutas como naranja y zanahoria para entonarte en el desayuno a utilizarla en recetas como el carpaccio de hongos con granada y nueces, o decorando estas berenjenas al horno con yogur y granadas, ensaladas ligeras como la ensalada de membrillo y granada o las originales barquetas de pollo con sésamo y granada en pan de pita.

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Nueve salsas oscuras elaboradas con fondo y 17 recetas en que podemos utilizarlas

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Nueve salsas oscuras elaboradas con fondo y 17 recetas en que podemos utilizarlas

Las salsas son elaboraciones culinarias que se utilizan para condimentar y potenciar el sabor de los alimentos que acompañan, aportando un valor añadido tremendo. Tienen la capacidad de transformar una receta "comsí comsá" en un platazo y conviene darles la importancia que merecen.

Las salsas madre o grandes salsas representan la esencia de la cocina clásica. Sobre su base se construyen recetas de fama mundial, ligadas a nombres de cocineros de diferentes épocas. La primera clasificación la realizó el chef francés Marie Antoine Carême en el siglo XVIII, quién estableció cuatro grandes salsas: la española, la velouté, la bechamel y la alemana.

Dos siglos más tarde Auguste Escoffier estableció un nuevo sistema de organización de las salsas, retirando la alemana y añadiendo dos más: la de tomate y la holandesa. A esta clasificación, base de la cocina moderna, le sigue una más actual que distingue las salsas entre grandes (española, bechamel, velouté y tomate) y pequeñas (mayonesa, holandesa, bearnesa y vinagreta).

Salsas oscuras elaboradas con fondo

Al margen de las clasificaciones varias, el universo de las salsas es intrigante y tremendamente amplio. Podríamos escribir largo y tendido sobre ello, pero hoy nos vamos a centrar en las salsas oscuras que se elaboran a partir de un fondo, también oscuro, y en las recetas en que utilizarlas.

Una salsa oscura, como cualquier otra, tiene sus características propias. Los ingredientes utilizados, el proceso de elaboración y el uso que se le vaya a dar, determinan su composición, color, sabor, olor y consistencia. Partir de un buen fondo y productos de calidad son clave si queremos obtener una buena salsa.

Podríamos decir que la salsa española es la madre de todas las salsas oscuras. De color intenso, brillante y aterciopelada, se elabora a partir de un fondo oscuro de carne que, una vez listo, se concentra por ebullición hasta conseguir la textura deseada. Se puede espesar con un roux si se desea más espesa.

Salsa española y salsa demi-glacé

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Ingredientes

Para 4 personas
  • Falda de ternera (morcillo o aguja) 500 g
  • Hueso de rodilla de ternera 3
  • Aceite de oliva virgen extra 30 ml
  • Tomate maduro 2
  • Apio rama 1
  • Cebolla 1
  • Zanahoria 1
  • Laurel hoja 1
  • Tomillo fresco rama 1
  • Vino tinto 400 ml
  • Agua 2.5 l
  • Sal
  • Pimienta negra en grano

Cómo hacer salsa española

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 5 h 50 m
  • Elaboración 50 m
  • Cocción 5 h

Colocamos la ternera, los huesos y las verduras -lavadas, peladas y troceadas groseramente- en una bandeja de horno. Rociamos con el aceite de oliva virgen extra y asamos en el horno, precalentado a 210 ºC con calor arriba y abajo, durante 20-30 minutos o hasta que todo esté tostado.

Transferimos el conjunto a una cacerola grande, la colocamos a fuego medio y regamos con el vino. Hervimos, removiendo de vez en cuando, hasta que no quede rastro de este último y se haya evaporado todo el alcohol.

A continuación añadimos el agua, la hoja de laurel, la rama de tomillo y dos o tres granos de pimienta negra. Cocemos a fuego lento durante tres o cuatro horas, retirando la espuma que se forme en la superficie.

Sacamos y desechamos la carne y los huesos. Pasamos el resto por un pasapurés y lo colamos por un chino. Colocamos de nuevo al fuego y cocemos a fuego suave hasta que reduzca un tercio de su volumen, es decir, tenemos que obtener 2/3 de la cantidad inicial.

Dependiendo del punto de espesor que le queramos dar a nuestra salsa española, la podemos espesar con un roux elaborado a base de mantequilla y harina (como si hiciéramos una salsa bechamel). Pero si la hemos reducido adecuadamente es posible que no sea necesario. Al gusto.

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Demi-glacé

A la salsa española se la confunde a menudo con la demi-glacé, pero no es el caso. Estas dos salsas se diferencian en el grado de concentración o evaporación. De hecho, la salsa española es uno de los ingredientes en la elaboración de la demi-glacé.

  • Ingredientes: 500 ml de salsa española, 750 ml de fondo oscuro y 45 ml de vino de Madeira.

  • Elaboración: Mezclamos la salsa española y el fondo oscuro en una olla amplia. Cocemos a fuego bajo hasta que haya reducido un tercio de su volumen, es decir, nos tiene que 2/3. Retiramos del fuego y añadimos el vino.

La salsa española y la salsa demi-glacé se pueden usar por sí solas, aunque no es lo más común. Por lo general se utilizan como ingredientes base para hacer las que se consideran como "salsas derivadas".

Otras salsas elaboradas con fondo: las salsas derivadas

Salsa bigarade

  • Ingredientes: 250 ml de salsa española, 15 ml de vinagre, 40 g de azúcar, 15 ml de piel de naranja en juliana, 5 ml de zumo de naranja y 3 ml de zumo de limón.

  • Elaboración: escaldamos la piel de naranja en juliana en un cacito con agua hirviendo, retiramos y refrescamos. En una cazuela calentamos el azúcar hasta caramelizar, añadimos el vinagre y removemos para integrar. Incorporamos la salsa española, el zumo de naranja y limón y la piel de naranja escaldada. Damos un hervor y listo.

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Salsa bordelesa

  • Ingredientes: 100 g de chalota, 100 ml de vino tinto seco de Burdeos, 500 ml de demi-glacé, 20 g de harina fina de maíz, aceite de oliva y sal.

  • Elaboración: picamos la chalota y la pochamos en una cazuela con un poco de aceite. Añadimos el vino y dejamos reducir antes de incorporar la demi-glacé. Cocemos a fuego suave unos minutos. Diluimos la harina de maíz en un poco de salsa, la agregamos y removemos para incorporar. Cuando espese sazonamos al gusto y listo.

Salsa de Oporto o Madeira (financiera)

  • Ingredientes: 15 g de cebolla picada, 25 g de jamón picado, 200 ml de salsa demi-glacé, 150 m de vino de Oporto o Madeira y 15 g de mantequilla.

  • Elaboración: pochamos la cebolla en un poco de mantequilla, añadimos el jamón y rehogamos. Incorporamos el vino de Oporto o Madeira y dejamos reducir a la mitad. Agregamos la demi-glacé, cocemos cinco minutos y listo.

Receta completa de salsa de Oporto.

Salsa perigueux

  • Ingredientes: 300 ml de salsa española, 50 ml de jugo de trufa en conserva, 20 g de trufa negra picada, 40 g de mantequilla, sal y pimienta recién molida.

  • Elaboración: introducimos la salsa española y el jugo de trufa en una cacerola, añadimos la trufa negra picada y cocemos unos 15 minutos. Fuera del fuego añadimos la mantequilla y salpimentamos al gusto y listo.

Si a la salsa perigueux le añadimos foie, obtenemos la salsa perigourdine.

salsa robert

Salsa Robert

  • Ingredientes: 100 g de chalota, 50 g de mantequilla, mostaza a la antigua al gusto, 500 ml de fondo oscuro, 20 g de harina de trigo y 50 ml de vino blanco.

  • Elaboración: picamos muy fina la chalota y la rehogamos en la mantequilla hasta que esté prácticamente caramelizada. Agregamos la harina y removemos para obtener un roux. Añadimos el vino blanco y removemos hasta que evapore el alcohol y se integre el líquido. Incorporamos el fondo oscuro hasta ligar la salsa. Agregamos la mostaza, cantidad al gusto. Mezclamos y removemos hasta que la salsa tome la densidad y color suficientes.

Receta completa de salsa Robert.

Salsa cazadora

  • Ingredientes: 1 cebolla pequeña, 100 g de champiñones, 200 ml de fondo oscuro, 50 g de mantequilla y 50 g de harina de trigo.

  • Elaboración: picamos finamente la cebolla y laminamos los champiñones. Pochamos la cebolla y añadimos los champiñones, dejando que se cocinen bien en un par de pegotes de mantequilla. Agregamos la harina y removemos bien. Una vez dorado todo, vamos añadiendo el fondo oscuro poco a poco al tiempo que removemos. Cuando hayamos alcanzado el punto de espesor deseado ajustamos la sal y listo.

Receta completa de salsa cazadora.

En qué recetas utilizar las salsas oscuras

salsa cazadora

Estas salsas son ideales para acompañar todo tipo de carnes: rojas, aves, caza, etc y todo tipo de cortes. También van muy bien para ligar rellenos o picadillos, para asados, braseados y estofados. Aquí van una serie de sugerencias, aunque en nuestra sección de carnes tenéis muchas más.

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No volverás a tirar el líquido de las conservas: el chef gallego Pepe Solla nos dice cómo aprovecharlo para hacer platos más sabrosos

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No volverás a tirar el líquido de las conservas: el chef gallego Pepe Solla nos dice cómo aprovecharlo para hacer platos más sabrosos

Lo hemos visto hacer toda la vida. Abrimos una lata de berberechos, sardinas o mejillones y tiramos por el fregadero todo el líquido de la misma, para servir después el producto en un plato.

Pensamos que este líquido de cobertura –o de gobierno–, ya sea agua, aceite o alguna otra salsa como el escabeche, solo sirve para mantener en buen estado el producto. Y quizás este es su cometido principal, pero pasa meses o años en contacto con el mismo, lo que le dota de unas propiedades imposibles de encontrar en ningún otro elaboración.

Como explica a Directo al Paladar el cocinero Pepe Solla, chef del restaurante con estrella Michelin de Pontevedra que lleva su apellido, “es absurdo tirar esto”, pues ya sea agua, aceite o alguna salsa, son líquidos que pueden enriquecer numerosas elaboraciones.

Usar en casa el líquido de las conservas

Solla es uno de los más grandes cocineros de Galicia y, como no podría ser de otra forma, es un gran conocedor del producto local. Hace años que trabaja, además, como embajador de la conservera Frinsa (Riveira, La Coruña), uno de los mayores fabricantes europeos de túnidos y mariscos en conserva, con los que colabora para dar a conocer este excepcional producto.

Como nos explica el cocinero, los líquidos de cobertura se utilizan cada vez más en alta cocina. Ya en 2015, Solla presentó en Madrid Fusión alguna de sus técnicas, como elaborar un aire añadiendo lecticina de soja al agua de los berberechos o una gelatina con el líquido de las almejas, que es más denso y ligeramente dulce.

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Pepe Solla tras la inauguración de la nueva tienda 'pop up' de Frinsa en La Coruña.

Pero, como nos cuenta el cocinero, los líquidos se pueden usar en la cocina casera de formas muy sencillas y que resultan sorprendentes. Hemos repasado de su mano la utilidad del agua, el aceite y las salsas que encontramos en las conservas, que pueden ser muy útiles ahora que se acerca la Navidad y vamos a pasar más tiempo en la cocina.

Agua de las conservas al natural

Berberechos Frinsa

Aunque es el líquido que más tendemos a desechar, Solla apunta que el agua de las latas de conservas al natural –ya sean almejas, berberechos, navajas o cualquier otro producto– no deja de ser un caldo que puede utilizarse en cualquier elaboración.

“Es más fácil usar el agua que el aceite porque es un caldo, que es lo más importante en cocina”, apunta Solla. “Cuando haces un guiso de pescado en vez de añadir agua metes este caldo de navaja, de berberecho, y el guiso de pescado va ser excepcional”.

Esta agua se puede añadir a cualquier sopa de pescado o fumet para aumentar la intensidad de su sabor, pero también a todo tipo de guisos en los que, sencillamente, queramos potenciar el sabor a mar. También, por ejemplo, para cocer la pasta que vayamos a utilizar en un plato con pescado o marisco. ¿Por qué no añadirlo al agua de cocción para unos espaguetis al frutti di mare?

Solla también utiliza el líquido de gobierno en los ceviches. “Lo mezclas con ralladura y zumo de lima y limón, cebolleta y cilantro y ese líquido te lo puedes beber solo. Tienes una base para hacer cualquier ceviche, pero también lo puedes poner con los propios berberechos”.

Además de por puro desconocimiento, no solemos utilizar el agua de las latas de berberechos o almejas porque no se nos ocurre qué hacer con ella en el momento de abrir estas. Pero esto se soluciona muy fácilmente: congelándola.

“Al abrir la lata se pierde la esterilización”, explica Solla. “Te pude aguantar un par de días, no más, pero si lo congelas en una bolsa de hacer cubitos tienes dosis perfectas para dar un golpe importante de gusto a cualquier receta”.

Aceite

Sardinas Frinsa

El aceite presente en el bonito, el atún, o las sardinas, absorbe el sabor de los pescados, y se peude utilizar en cualquier elaboración en que busquemos potenciar este.

“La grasa es los que más aromas fija”, explica Solla. “En todas las cocinas aromatizamos el aceite, pero en una lata se concentra todo el sabor del producto. Con ese aceite puedes hacer de todo: saltear, aderezar una ensalada, hacer un pilpil o una mayonesa…”

El aceite de las latas se puede emplear en cualquier elaboración que precise de aceite normal, acordándonos siempre de filtrarlo bien. Obviamente, la calidad del aceite dependerá del proveedor de la conservera: no es lo mismo un aceite refinado de girasol, que un aceite de oliva virgen extra.

En este sentido, Solla recomienda mirar bien las etiquetas. “Puedes hacer una muy buena conserva, pero si el berberecho es de Noia es mejor que el de Chile, y si el aceite es de oliva, es mejor que de girasol”, explica el cocinero.

Hay que apuntar, además, que a diferencia del agua, en la que no hay evolución una vez se esteriliza el producto, el aceite o las salsas ganan enteros a medida que envejece la lata. “Hoy día tenemos que poner caducidad a todo por ley, pero las conservas tienen consumo preferente, y están mejor después de cuatro, cinco o diez años”, explica el cocinero.

Salsas y escabeches

Mejillones Frinsa

Además del agua o el aceite, hay conservas que van guisadas. El ejemplo más claro es el de los mejillones en escabeche, una de nuestras latas favoritas, cuyo líquido jamás debería terminar en el fregadero.

En Madrid somos muy aficionados a verter el líquido junto a los mejillones sobre las patatas fritas (un aperitivo sencillamente maravilloso), pero como explica Solla se puede utilizar para muchas otras elaboraciones: “Si haces un pescado cocido o a la plancha y metes este escabeche tienes un pescado súper sabroso. O haces una pasta y lo aliñas con ese toque de vinagre sutil. Es excepcional”.

De nuevo, el resultado final dependerá mucho de la calidad del producto. Pocos procesados tienen un rango de precios tan dispar como el de las conservas de pescado, pero la diferencia entre una lata de mejillones de un euro y otra de cinco es abismal.

“Igual que vas al mercado y puedes encontrar una merluza de siete y otra de 27 y a todo se le llama merluza, hay una diferencia, y la de 27 siempre es mejor”, explica Solla. “Y pasa lo mismo en las conservas. El precio está marcado por el producto, no es lo mismo usar producto de aquí y aceite bueno que fabricarlo todo fuera”.

Estamos hablando, no obstante, de un producto que, hasta en su rango más alto de calidad, todos nos podemos permitir. Por ello Solla anima a comprar buenas conservas locales, de las que podremos usar hasta la última gota: “El precio se suele incrementar menos porque hay que sacrificar márgenes para no salirse demasiado de mercado, suele ser mucho mejor en calidad sin que se incremente muchísimo el precio”.

Imágenes | Frinsa
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Esta es la mejor forma de cocinar el beicon para que quede súper crujiente

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Esta es la mejor forma de cocinar el beicon para que quede súper crujiente

El bacon es un producto habitual de desayunos anglosajones, especialmente estadounidenses, acompañando huevos, tortitas, gofres o un simple café. A menudo hemos visto a los personajes de cine y series salir con prisas llevándoselo para tomarlo sobre la marcha como el que se come unas galletas, y es que allí triunfa en su forma más crujiente y versátil.

Aunque no sea uno de nuestros desayunos predilectos, la técnica para cocinar beicon muy crujiente es muy práctica para preparar grandes cantidades de una sentada con el mínimo esfuerzo, disponienso así de reservas que podemos aprovechar en multitud de platos. Si bien está mucho más rico recién hecho, una vez cocinado se puede conservar varios días en la nevera, siendo un aderezo muy sabroso para alegrar desde cremas y sopas hasta ensaladas o guisos.

Cómo cocinar beicon: el método tradicional

El beicon crudo, o panceta ahumada, hay que cocinarlo antes de consumirlo, y su forma tradicional y más obvia es simplemente usando la sartén o plancha, antiadherente o de hierro de fundido. Puesto que es ya un producto muy graso no hace falta agregar aceite ni mantequilla a la misma, ya que el calor libera sus propias grasas a medida que se cocina.

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No hace falta ni precalentar la sartén, y de hecho es mejor disponer las lonchas directamente en su superficie fría, dejando que el progresivo aumento de temperatura comience a liberar la grasa. Se recomienda usar un fuego a potencia media, volteando las piezas hasta que estén con el punto deseado.

Pero los amantes del beicon muy crujiente disfrutarán más con los resultados que se obtienen al horno, permitiéndonos preparar varios paquetes al mismo tiempo. Una sartén, por muy grande que sea, no nos ofrece demasiada superficie de cocinado.

La mejor manera de cocinar beicon crujiente

Nuestro venerado gurú culinario J. Kenji López puso en práctica un pormenorizado análisis de métodos para cocinar el beicon "para una multitud", y concluyó que la solución más fácil es la mejor. Estamos de enhorabuena, no hay que complicarse esta vez para lograr los resultados soñados.

Recomendamos aprovechar que encendemos el horno para cocinar otros platos, como unas verduras asadas, frutos secos tostados, o si tenemos pensado hornear algún dulce o pan, encadenar preparaciones.

Ingredientes

Para 4 personas
  • Bacon (la cantidad que sea) 200 g

Cómo hacer beicon crujiente al horno

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 25 m
  • Elaboración 5 m
  • Cocción 20 m

No hace falta ni esperar a precalentar el horno, pero podemos ir encendiéndolo ya, a 200ºC con o sin aire. Si ponemos el ventilador, tardarán menos pero hay que vigilarlos más. En el caso de que nuestro horno sea muy potente, puede ser recomendable bajar la temperatura a 180ºC, y si le falta algo de fuerza, subirla a 220ºC.

Beicon Pasos

Cubrir con papel antiadherente de hornear o de aluminio una o dos bandejas o fuentes refractarias, mejor si no son profundas y tienen bordes resaltados. Disponer las lonchas de bacon, tantas como quedan sin solaparse unas encima de otras.

Hornear hasta que el beicon esté al punto deseado de tostado, vigilándolo a partir de los 15 minutos. Dejar escurrir sobre papel de cocina salvar la grasa de la bandeja para guardarla en un tarro hermético; añadirá mucho sabor a guisos, potajes, aliños y salsas.

Con qué acompañar el beicon crujiente

Una vez escurrido de la grasa, el beicon crujiente se puede tomar como un snack proteico -y muy graso- directamente con las manos, al estilo estadounidense, aunque en nuestro caso preferimos usarlo para enriquecer otros platos. Es perfecto para complementar ensaladas como la Cobb de pollo, y también cualquier variante de la César o una ensalada Louisiana. Cuando se enfría, y si no lo hemos tostado en exceso, queda ligeramente flexible y dará mucha potencia al relleno de hamburguesas, sándwiches y bocadillos, y picado o troceado es perfecto para coronar cualquier crema de verduras, pasta o un plato cremoso de legumbres.

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Si lo molemos o machacamos con el mortero, ajustando la textura, tendremos un aderezo de sabor intenso ideal para enriquecer caldos, sopas, aliños, marinadas de carne, una mayonesa o cualquier salsa. También podemos atrevernos con el mundo dulce, algo muy común en Estados Unidos. El beicon crea maridajes sorprendentes con postres de chocolate, tartas de queso o coberturas de crema de mantequilla.

En Directo al Paladar | Probamos el nuevo beicon vegano que presume de ser el más crujiente del mercado (y chisporrotea al cocinarlo)
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Cómo se empieza a cortar un jamón (y qué tenemos que tener en cuenta para no desgraciarlo)

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Cómo se empieza a cortar un jamón (y qué tenemos que tener en cuenta para no desgraciarlo)

Muchos hogares españoles reciben estos días el ansiado jamón que animará las fiestas navideñas. Un jamón que, si no tratamos correctamente, acabará con un boquete del que no hay manera de sacar lonchas como Dios manda.

Cortar un jamón no es difícil si contamos con las herramientas adecuadas y sabemos, sobre todo, cómo empezarlo.

Hemos recibido en la cocina de Directo al Paladar a Alba Esteban, una joven cortadora de jamón de la empresa burgalesa Los Finos, que nos ha enseñado a cortar un jamón de principio a fin con todo lujo de detalles, como se explica en el siguiente vídeo.

Qué necesitas para cortar un jamón

Si queremos cortar bien un jamón es indispensable contar con tres herramientas básicas:

A estas tres herramientas básicas podemos añadir un cuchillo cebollero, más grande, para cortar la grasa esterior y la piel, pero no es imprescindible.

Partes Jamon

Cómo empezar el jamón

Tras desenvolver el jamón debemos quitar todos los elementos accesorios al mismo, que no hacen más que molestar: etiquetas, precintos, cuerdas… Colocamos entonces el jamón en el jamonero, donde tomaremos nuestra primera decisión importante: el lado por donde empezamos a cortar. Esteban siempre lo empieza con la pezuña para arriba, lo que deja la maza, la parte más ancha y grasa del jamón boca arriba. Esta es la mejor parte del jamón y cree que es preferible consumirla antes.

Una vez tenemos bien sujeto el jamón y la paletilla por el lado escogido para empezar la faena hay que proceder al momento más delicado, que es preparar el jamón para el corte. Esta es la parte que peor hacemos en casa y es la que configura el resultado final. La técnica es sencilla, pero hay que seguirla a rajatabla.

Corvejon
Debemos contar tres dedos desde el corvejón y hacer una incisión hasta llegar la femur.

Si empezamos el jamón por la parte de la maza debemos localizar una protuberancia en la pata que se conoce como corvejón, fácilmente identificable. Desde ahí contamos tres dedos y, con ayuda del cuchillo pequeño y duro, hacemos un corte profundo hasta que tocamos hueso (si empezamos por la babilla este proceso lo realizaremos tras dar la vuelta al jamón).

A partir de este corte, debemos limpiar la corteza y la grasa amarilla del jamón (que debemos desechar siempre, pues amarga), dejando la pieza lista para el loncheado. En los restaurantes donde se consume mucho jamón se limpia una gran parte, pero en casa es mejor que limpiemos menos, pues la corteza protege la carne mientras no la consumamos.

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El loncheado

Una vez está limpio el jamón podemos proceder a su loncheado, que realizamos con el cuchillo largo. Según vamos cortando tendremos que ir salvando los huesos, utilizando otra técnica importante, que es la que evita que se formen las temidas curvas en el jamón. Cuando llegamos al hueso debemos cortar una loncha en dirección contraria, es decir, hacía el hueso y, con ayuda del cuchillo corto, hacer una incisión en la carne, que vaya liberando el hueso.

Si empezamos por la maza nos encontraremos distintos huesos a medida que avanzamos: el hueso de la cadera, la tibia y el peroné. Debajo está el fémur. Vamos bajando, salvando los huesos, y cuando llegamos al fémur hay que darle la vuelta al jamón, poniendo el corte que hemos hecho en la maza paralelo a la mesa. Si el soporte no nos permite bascular, lo ponemos lo más plano posible. Por el otro lado no tenemos huesos más que el de la cadera y la rotula, pero el proceso es el mismo, ir salvando los huesos y marcándolos.

Corte Jamon2

La conservación

El último aspecto importante a tener en cuenta para cortar bien un jamón es su conservación una vez hemos terminado de lonchear. Como explica Esteban, el jamón debe estar protegido del aire y la luz. Para ello, lo ideal es cubrirlo con papel film después de cada uso, para evitar que se oxigene, y, después, cubrirlo con un trapo para que no entre la luz. Una vez envuelto, el jamón debe permanecer siempre en un lugar fresco y seco.

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Siete trucos (y varios consejos) de chef para hacer un puré de patatas diferente para tu menú de Navidad

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Siete trucos (y varios consejos) de chef para hacer un puré de patatas diferente para tu menú de Navidad

Barato, sencillo e infalible. Es raro encontrar a alguna persona que no le guste el puré de patata, un lujo la mar de económico que puede actuar como guarnición para decenas de recetas navideñas -y fuera de Navidad, claro-. Le sienta bien a carnes asadas, pero también a cualquier tipo de plancha; por no hablar de platos de pescado e incluso para nuestros entrantes -démosle una vuelta al pulpo y sirvámoslo sobre puré- y para nuestras verduras.

Pocos ingredientes (apenas sal, agua y patata) pero muchas versiones, casi tantas como casas en las que se elabora este sencillo aderezo y para el que hoy os traemos algunas sugerencias de chefs profesionales para que llevéis el puré a un peldaño superior.

¿Qué tipo de patata utilizar? ¿Patata vieja o patata nueva? ¿Cómo arrancar la cocción? ¿Solo agua... o algo más? ¿Qué textura queremos? Estas y otras preguntas, además de nuevas formas de revitalizarlo, son los consejos que hoy os ponemos en la mesa para que, como siempre, el puré de patatas, aunque está más cerca de las mashed potatoes británicas, levante la admiración de tus comensales.

El tipo de patata

¿Vieja o nueva? ¿Para cocer o para freír? ¿Kennebec, monalisa, agria...? El mundo de la patata es un pequeño desconocido dentro de nuestras cocinas donde, por regla general, no solemos prestar atención a la variedad que compramos y simplemente, sobre todo si vienen embolsadas, solo nos guiamos por lo que pone el fabricante: gourmet, para freír o para cocer.

Patatas

No es un error, o no grave, porque la patata es tan amable que lo soporta prácticamente todo, pero si queremos llevar el puré de patatas a un peldaño superior también tenemos que fijarnos en el tipo de patata que usaremos.

"Nosotros en el restaurante utilizamos patata agria o patata monalisa", explica Pedro González, chef del restaurante madrileño Candela, una casa de comidas contemporánea con muchos guisos, platos de cuchara y recetas con mucho fondo. "Para los purés hay que buscar patatas más harinosas y más blandas, porque cuando pierden el agua tienen más untuosidad", revela.

"Han de ser patatas harinosas, con mucha fécula, como una kennebec", añade también Víctor Conus, chef del restaurante vigués La Mesa de Conus, donde elabora una cocina de estilo mediterráneo y andaluz pero con producto gallego, fruto de su educación culinaria.

Es lo mismo que opina Guillermo Salazar, chef sevillano del restaurante madrileño Casa Orellana, una prometedora casa de comidas en el barrio de Salesas, que también se caracteriza por haber hecho coexistir el casticismo con esos toques andaluces. "Hay que buscar una patata vieja, en nuestro caso de la variedad agria, porque también absorbe más mantequilla", indica.

El corte y la cocción

Poca queja pone la patata, pero sublimarla lleva algo más de ciencia y eso, incluso para el puré -teniendo en cuenta que luego vamos a macharla o triturarla-, importa. "Depende de cómo quieras hacer el puré. Si quieres hacer un cremoso tendrás que escurrir más la patata después de cocer, si es solo para un puré, puedes dejar algo de agua", asegura Conus, que deja otra pista.

Pelar Patata

"Lavamos la patata, la pelamos y luego la partimos en cachelos y la cocemos desde frío en agua y sal", añade. ¿Por qué desde frío? "Si cocemos la patata desde caliente cogerá parte de ese agua, y no nos interesa porque queremos que guarde cierta textura", incide.

Guillermo Salazar la prefiere cocer en entero. "Lavada y pelada, con un buen puñado de sal, y la retiramos cuando está a punto de deshacerse [clavando el típico palillo para ver el punto]. Colamos y en la misma olla secamos la patata a fuego bajo, para que pierda el agua que le pueda quedar, que no queremos llevarla al puré", advierte.

El triturado o machacado

Triturado

El puré de patata es un mundo amplísimo en el que podemos encontrar el aligot (elaborado con queso), una parmentier (con nata o mantequilla; o ambas) o el sencillo puré de patata, donde la textura es muy importante y por eso tenemos que equilibrar con grasas, pero también para tener en cuenta con qué machacarla.

"Nosotros hacemos una parmentier, que tiene que ser cremosa, por eso funcionamos con la thermomix, donde tenemos el puré entre cuatro y siete minutos ya salado y no mucha velocidad, con la pimienta y con la mantequilla, para que tenga esta textura", comenta Pedro González. Como veis, el tiempo y la velocidad importan para que el resultado sea idóneo.

"Para el cremoso necesitamos untuosidad, así que recurrimos a la thermomix y a una proporción generosa de mantequilla, pero para el puré tradicional basta con un tenedor y añadir la mantequilla, eso sí, en pomada, no caliente ni derretida", matiza Víctor Conus.

Carrillera Iberica Con Cremoso De Patata La Mesa De Conus A
Carrillera ibérica con cremoso de patata, de La Mesa de Conus.

Una teoría con la que concuerda Guillermo Salazar. "Cuando tenemos la patata seca, añadimos mantequilla fría y vamos machacando con la varilla. Tiene que ser en frío porque emulsiona más. Si la echamos derretida no se produce tanto esa emulsión", incide, que es lo que busca para que tenga cremosidad y cuerpo.

En los tres casos los chefs consideran que no debe ser líquido y que tampoco se debe lavar la patata una vez cortada. "Necesitamos esa fécula, ese almidón que tiene la patata, que va a ser la que nos ayude a que el puré tenga textura", puntualiza Guillermo Salazar.

Los toques de chef para llevar el puré a un peldaño superior

Victor Conus De La Mesa De Conus Guillermo Salazar De Casa Orellana Y Pedro Gonzalez De Candela
Víctor Conus, de La Mesa de Conus; Guillermo Salazar, de Casa Orellana, y Pedro González, de Candela.

Usar caldos, distintos aceites infusionados, especias, alguna seta o añadir al puré otras verduras son algunas de las pistas que nos dejan para que vuestros pollos, carnes, pescados y, en definitiva, toda receta, mejore.

  • Caldo en la cocción. "Nosotros cocemos la patata con un poco de caldo de pescado, así que coge todo ese sabor. Además no es un caldo líquido, sino que tiene algo de densidad, por lo que nuestra parmentier -que lleva nata y mantequilla- es más untuosa", asegura Pedro González, que nos da cantidades para emularlo: 1kg de patata, 100g de nata líquida, 50g de mantequilla y 50g de caldo de pescado casero. Una dinámica que podríamos emular para un puré que acompañe a una carne, por ejemplo, con un caldo de verduras o un caldo de pollo en la cocción. "No hace falta que hagamos un caldo potentísimo. Basta con una carcasa de ave, una zanahoria y un puerro y tenerlos media hora cociendo", matiza.
  • Vigilar la emulsión. "Es mejor añadir la nata y la mantequilla de poco a poco, para ir viendo qué textura tenemos, porque luego siempre podremos corregir", considera Guillermo Salazar, que suele poner una puntita de nuez moscada y de pimienta al puré, además de recurrir a una nata líquida no demasiado pesada, solo del 18% de materia grasa.
Foto Interior Pulpo
Una parmentier fina y ligada, junto a un puré de calabaza, puede equilibrar muy bien el toque salino y tostado del pulpo a la brasa, como en el caso de Candela.
  • Trufar el puré. "Le va bien a magret y confits de pato, pero también para ibéricos a la parrilla, y bastaría con añadir un poco de trufa en la Thermomix y luego rallar fuera una pizca, para que se vea y se huela en fresco", advierte el mismo chef.
  • Aceites infusionados. "Los purés para pescado necesitan menos aderezos porque pueden eclipsar al pescado, pero los que sean para carne aceptan más sazón. Podemos añadir pizcas de tomillo, de orégano, o de comino en la Thermomix o, directamente, hacer un aceite de tomillo el día anterior [guardamos varias ramitas frescas en una aceitera] y al día siguiente ligamos la parmentier con el aceite, en vez de con mantequilla", explica. Algo que también podríamos hacer con una ajada con un toque de pimentón, similar a lo que se utiliza para aderezar las patatas revolconas.

  • Darle gracia con el horno. No hace falta limitarse a cocer las patatas en agua y en una cazuela. El horno puede venir al rescate para los purés, igual que se suele hacer con las mashed potatoes británicas. "Asamos unas patatas partidas por la mitad en el horno, con hierbas aromáticas y un toque de aceite, y luego las machamos con mantequilla. Es sencillo y también sale muy rico y distinto", explica Víctor Conus.
  • Recurrir al sofrito. "Fondear unas verduras con un poco de mantequilla y aceite, ya sean puerro o cebolla, como si fuéramos a levantar un guiso y triturarlo también con el puré, que le da mucho sabor", considera el mismo chef.
  • Jugar con otras hortalizas. "Ahora hacemos un puré con tupinambo, apionabo y chirivía, porque es temporada", asegura Guillermo Salazar, que nos aconseja utilizar distintas mezclas de hortalizas que van bien para estas preparaciones. "Son muy invernales y tienen mucho azúcar, por lo que son perfectas para los asados navideños", sostiene. De la misma opinión es Víctor Conus, que recomienda "usar calabaza también para estos purés, porque les da un toque dulce muy rico y los hace distintos", afirma.

Toda una declaración de intenciones para llevar tus purés de patata (o tu parmentier, o tu aligot) un pasito más allá y darle una vuelta de tuerca a una guarnición sencilla que a todo el mundo gusta.

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Imágenes | iStock / Unsplash / Casa Orellana / La Mesa de Conus / Candela
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Cómo hacer los huevos fritos perfectos, trucos y errores a evitar, para lograr una puntilla y una yema de libro

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Cómo hacer los huevos fritos perfectos, trucos y errores a evitar, para lograr una puntilla y una yema de libro

Al huevo frito se le acusa de ser simple, facilón y casi comida de pobres, pero lo cierto es que, si es de calidad y está bien preparado, resulta todo un manjar en su sencillez. Y, a pesar del manido dicho, no es tan fácil freír huevos a la perfección, con su clara suave, la crujiente puntilla y una yema intacta, brillante, con el interior líquido, esperando para abrazar con su melosidad todo el plato.

Cierto es que no a todo el mundo le gustan los huevos de la misma manera, y la yema tan poco hecha genera rechazo en algunos paladares, pero un buen huevo frito debe ser, ante todo, jugoso y suave, sin ser grasiento. Si además nos gusta la puntilla, entra en juego otro factor que complica la elaboración, aunque no es nada que no arregle la práctica, sumándole un poco de teoría previa.

Huevos fritos, un manjar no tan calórico

El huevo frito también tiene fama de poco saludable, cuando en realidad no resulta tan calórico respecto a otras elaboraciones del mismo. Según datos de la BEDCA, un huevo de gallina estándar, cocido o duro, tiene unas 145 kcal por cada 100 g de porción comestible (un huevo talla L pesa unos 63-73 g con cáscara), y unos 10,2 g de grasas totales. Si es frito, presenta unas 185 kcal por cada 100 g, con 14,5 g de grasas.

Huevo Frito

El problema suele estar, más bien, en las malas frituras y, particularmente, en los acompañamientos. Un huevo frito sin más, en su punto, escurrido y frito con aceite de oliva, es nutritivo y saludable; la cosa cambia si lo dejamos grasiento y lo combinamos con patatas fritas, beicon, jamón o chorizo, y mucho pan. Ya ni hablamos de las hamburguesas con huevo frito o los bocadillos chorreantes con panceta.

Cómo freír un huevo perfecto, paso a paso

Huevo Friendose

En primer lugar, tenemos que preparar las herramientas: cuenco o cucharón de sopa, sartén (mejor si es antiadherente), espumadera y plato, con papel de cocina opcional. En cuanto a los ingredientes, tantos huevos como queramos freír, aceite de oliva -o girasol, que se puede calentar más y no deja sabor- y, también opcionalmente y siempre para aderezar después, sal y pimienta.

Hay que calentar un buen fondo de aceite en la sartén, dejando un grosor de algo menos de un dedo, y procurar que coja buena temperatura pero sin superar el punto de humeo. Siempre podemos guiarnos con un termómetro de cocina para ser más precisos. Mientras se calienta, podemos abrir el huevo o huevos con cuidado, depositándolos en el cuenco o cucharón.

Huevo Frito Freir

Una vez el aceite esté caliente, solo tenemos que verter el huevo crudo dejándolo deslizar sobre el mismo, lo más cerca posible de la superficie de la sartén; de este modo no se romperá ni salpicará. Para controlar que el aceite no salte, un truco que suele funcionar es añadir primero una miga de pan, que además nos dará una pista de cuándo el aceite ha alcanzado la temperatura adecuada. No pondremos sal todavía, pues solo lograríamos secar la yema antes de tiempo.

Para que se cocine la clara con puntilla y la yema permanezca líquida o melosa, necesitamos lardear el huevo, es decir, bañar con el aceite la clara usando una espumadera. Es un movimiento que hay que aplicar rápidamente, con cuidado de no llegar a bañar la yema, una vez que el borde del huevo ya ha empezado a coger más color. De este modo, estaremos cocinando suavemente la parte superior de la clara, rodeando la yema para no cuajarla.

Huevos Fritos Sarten

Como el aceite estará muy caliente, la puntilla se empezará a formar rápidamente en el borde del huevo. Una vez esté al punto deseado, solo hay que sumergir la espumadera en el aceite, deslizarla por debajo del huevo y retirarlo con cuidado, dejando que escurra el exceso de grasa. Podemos dejarlo reposar ligeramente sobre papel de cocina, o servirlo directamente.

Ingredientes

Para 1 personas
  • Huevo frescos y de calidad 2
  • Aceite de oliva virgen extra abundante
  • Sal al gusto
  • Pimienta negra molida opcional

Cómo hacer huevos fritos con puntilla

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 10 m
  • Cocción 10 m

Calentar un dedo de aceite de oliva en una sartén con el suficiente diámetro para que se puedan hacer los huevos sin solaparse. Una vez bien caliente, sin llegar al punto de humeo, verter los huevos abriéndolos primero en un cuenco o directamente sobre el aceite con cuidado, lo más cerca posible de la superficie.

Bañar con el aceite la clara usando una espumadera una vez que el borde del huevo ya ha empezado a coger más color, sin tocar la yema. Una vez esté la puntilla al punto deseado, que sumergir la espumadera en el aceite, deslizar por debajo del huevo y retirarlo con cuidado, dejando que escurra el exceso de grasa.

Con qué acompañar los huevos fritos

Además de la clásica pareja de sal y pimienta, podemos ir más allá con los aderezos que realzarán el sabor de nuestros huevos fritos, inspirándonos con los sabores que mejor maridan según la ciencia del food pairing. La ralladura fina de limón o lima les dará un toque fresco y ligero, mientras que la sal negra kala namak multiplicará el sabor hasta niveles insospechados, gracias a que ella misma ya recuerda al huevo frito con su toque de azufre.

Huevos Rotos

Si preferimos apostar por el umami para desarrollar nuevos matices de sabor intenso, pero sutil, podemos coronarlos con queso parmesano o grana padano (vigilando entonces la sal añadida, o nos quedarán muy salados), trufa negra, salsa de soja, miso o huevas de pescado. Unas gotas de sirope de arce o melaza también crear un contraste muy interesante de matices.

Los huevos fritos se pueden disfrutar solos o acompañando infinidad de platos y productos, como complemento o formando platos combinados. Los anglosajones suelen tomarlos para desayunar con beicon, patatas, alubias, gofres o tortitas, y son muy populares los rancheros en la cocina mexicana servidos sobre una tortilla de maíz o trigo, con salsa de hortalizas y otros complementos opcionales. En Alemania y muchos otros países gustan más coronando tostadas con todo tipo de bases y aderezos.

Bibimbap

En España triunfan los huevos rotos con jamón y patatas, también gustan mucho como relleno de bocadillos y sándwiches, a menudo acompañados de algo de embutido, queso, lomo o, en versión más ligera ensalada y fiambre magro. Suelen acompañar al arroz a la cubana, al pisto o a las migas, pues en realidad enriquecer cualquier base de verduras, arroz, pasta o salsa. Un buen ejemplo es el bibimbap coreano, que admite prácticamente de todo.

Fotos | iStock - Unsplash - Pixabay - Jules - City Foodsters
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Salsa de chocolate: tres maneras de hacer este básico de la repostería y 25 recetas en que utilizarla

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Salsa de chocolate: tres maneras de hacer este básico de la repostería y 25 recetas en que utilizarla

Una de las elaboraciones básicas de la repostería internacional es la salsa de chocolate. Aunque hay quienes la comerían a cucharadas, la razón de esta clásica elaboración es la de acompañar postres y, con ello, enriquecerlos. Encontrar un postre al que le siente bien esta salsa es sencillo, más abajo os dejamos 25 recetas en que utilizarla.

Existen varias maneras de hacer salsa de chocolate, todas ellas fáciles, rápidas y deliciosas. Además de la fórmula clásica (la aprendida en la Escuela de Hostelería), que se elabora con una base de nata líquida, os traemos una versión sin azúcar ni grasas y otra sin nata. ¡Que nadie se quede sin su salsa!.

La salsa de chocolate básica se puede aromatizar con hierbas, especias y/o licores como canela, hierbabuena, curry, pimienta, cardamomo, naranja, brandy, anís, jengibre y mucho más. Solo hay que hervir agua con el elemento elegido y dejar infusionar mientras se enfría. Después se cuela y listo.

Salsa de chocolate clásica

Ingredientes

Para personas
  • Agua 125 g
  • Nata líquida para montar 200 g
  • Azúcar 20 g
  • Chocolate negro 250 g

Cómo hacer salsa de chocolate clásica

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 10 m
  • Elaboración 5 m
  • Cocción 5 m
Salsa De Chocolate Paso A Paso

Empezamos picando el chocolate en trozos. Hemos utilizado chocolate negro con un 64% de cacao, pero podéis usar otra proporción que os guste. Solo hay que tener en cuenta que la intensidad de su sabor se suaviza al incorporar el resto de ingredientes.

Salsa De Chocolate Paso A Paso

En un cacito introducimos el agua, la nata líquida y el azúcar. Lo llevamos al fuego y calentamos hasta que arranque a hervir. Retiramos del fuego y agregamos el chocolate picado.

Salsa De Chocolate Paso A Paso

Dejamos que el chocolate se funda por efecto del calor. Cuatro o cinco minutos serán suficientes (aunque esto dependerá del tamaño de los trozos). Transcurrido este tiempo removemos con unas varillas hasta obtener una mezcla homogénea y brillante.

Una vez lista nuestra salsa de chocolate solo queda dejarla enfriar para que tome cuerpo y espese. Cuando se haya atemperado la pasamos a la nevera, dentro de un recipiente hermético para que no absorba olores ni sabores. Consumir en un máximo de siete días.

Otras recetas de salsa de chocolate: sin azúcar ni grasas y sin nata

Peras Bella Helena con salsa de chocolate
Peras Bella Helena con salsa de chocolate

Salsa de chocolate sin azúcar ni grasas

Sólo se necesitan tres ingredientes y es tan sencilla que llamarla receta da un poco de vergüenza. Adaptar la cantidad necesaria, para una persona o varias, está chupado. Esperamos que os guste esta versión para disfrutar sin remordimientos.

  • Ingredientes: 50 g cacao puro en polvo, 160-170 g agua, edulcorante y 3 ml de esencia de vainilla (opcional).

  • Elaboración: calentamos el agua sin que llegue a hervir. Introducimos el cacao puro en polvo en un cuenco y añadimos el agua poco a poco, removiendo sin parar. Cuando hayamos alcanzado la consistencia, dejamos de añadir agua, siempre teniendo en cuenta que tener en cuenta que cuando enfría espesa un poco. Terminamos la salsa añadiendo edulcorante al gusto y la esencia de vainilla, esto último es opcional.

Salsa de chocolate sin nata

Para quienes no toleran la lactosa también existe una salsa de chocolate. El agua es la base de la misma, así que casi podríamos decir que es un almíbar o un sirope. En cualquier caso, es ideal para acompañar todo tipo de postres o, incluso, cócteles.

  • Ingredientes: 190 g azúcar, 50 g cacao puro en polvo, una pizca de sal, 200 g agua y esencia de vainilla.

  • Elaboración: en un cacito de base gruesa introducimos el azúcar, el cacao puro en polvo y un pellizco de sal. Mezclamos. Añadimos el agua poco a poco al tiempo que batimos con unas varillas para integrar los ingredientes y que no se formen grumos. Calentamos la mezcla a fuego medio-bajo, removiendo sin parar. Cuando arranque a hervir bajamos el fuego al mínimo. Cocemos durante unos minutos más o hasta que la salsa tenga casi la consistencia deseada, dejándola un poco más fluida. Hay que tener en cuenta que cuando enfríe esperará un poco. Fuera del fuego añadimos la esencia de vainilla, mezclamos y listo.

25 recetas que agradecen salsa de chocolate a su vera

Se nos ocurren mil maneras de utilizar la salsa de chocolate en nuestros postres (además de comerla o beberla tal cual, que la tentación es fuerte). En general casa genial con elaboraciones que llevan fruta y masas, pero la cosa puede ir más allá. Aquí os traemos unas cuantas propuestas a las que, no nos cabe la menor duda, vosotros tendréis muchas que sumar.

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Cómo hacer las famosas patatas suflés de Zalacaín paso a paso: la guarnición más crujiente para triunfar en Navidad

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Cómo hacer las famosas patatas suflés de Zalacaín paso a paso: la guarnición más crujiente para triunfar en Navidad

Las pommes soufflés (“patatas suflés”, en español) son una guarnición mítica de la alta cocina, legendaria no solo por lo exquisitas que resultan, sino también por lo dificultoso de su preparación.

Hace décadas su presencia era casi obligatoria en los restaurantes de lujo, como acompañamiento para la carne, pero hoy solo se sirven en lugares selectos como Horcher (Madrid), El Celler de Can Roca (Girona) o Vía Veneto (Barcelona). Pero sí hay un restaurante donde realmente brilla esta guarnición ese es Zalacaín, una tradición que se mantiene pese a su cierre temporal y el cambio de propiedad, que pasó hace unos meses al grupo Urrechu.

El mítico restaurante madrileño, que abrió en 1973, fue el primero de España en recibir las tres estrellas Michelin. Pese pasar varios años malos –en los que perdió todos sus macarons–, tanto su anterior chef, Julio Miralles, como el actual, Iñigo Urrechu, han mantenido los platos legendarios de la casa, como son, por supuesto, las patatas suflés.

Un poco de historia

Como nos explicó Miralles, este plato fue fruto de un error. El invento surgió cuando, en 1837, el chef Jean Louis François Collinet preparaba un banquete con motivo de la inauguración de la línea ferroviaria de París a Saint-Germain-en-Lay. Resulta que, como en todo buen estreno, el tren se retrasó, y Collinet, que estaba friendo las patatas fritas que iba a servir en la comida, retiró estas del fuego, para volver a freírlas al llegar los invitados. En esta segunda cocción, como por arte de magia, las patatas se inflaron, resultando en un bocado extracrujiente, que se convirtió de inmediato en un clásico.

Realizar las patatas suflés no solo requiere de cierta maña: se debe contar con la materia prima y las herramientas adecuadas, pero además seguir al milímetro un procedimiento que en Zalacaín tienen más que estudiado.

Quizás no logres que te salgan a la primera, pero lo hemos visto con nuestros propios ojos: siguiendo los pasos que explicamos a continuación la receta sale. Y, además, como descubrió Collinet, la guarnición puede prepararse con antelación (incluso un día antes) para darle la fritura final y servir una guarnición que hará llorar de emoción a tus invitados.

Collage Patatas

Las patatas suflés, en ocho cómodos pasos

En Zalacaín hay un cocinero que se dedica exclusivamente a preparar estas patatas, que ocupa el segundo puesto más bajo de la jerarquía del restaurante, después del encargado de preparar la comida para el resto de los compañeros.

Adrián Panadero acaba de salir de la Escuela de Hostelería, y lleva solo dos meses trabajando en Zalacaín, preparando tandas y tandas de patatas suflés: manipula entre 300 y 500 al día.

Como nos explica, es muy difícil que salgan a la primera. Al principio, apunta, solo lograba que se inflaran un par de patatas por tanda, pero ahora son minoría las que no salen como deben. Todo es cuestión de cogerle el truco. Y de seguir estas ocho instrucciones.

1. Elige unas patatas adecuadas

No todas las patatas sirven para suflar. Lo ideal es utilizar ejemplares de la variedad agria. En Zalacaín han cambiado mucho de proveedores hasta encontrar las patatas que mejor se ajustaban a la guarnición, y es que si no se usa la patata adecuada se puede lograr el suflado, pero no quedará crujiente o saldrán tirando a negras, errores muy habituales.

Es importante, además, que las patatas no sean ni muy nuevas, pues tienen demasiado agua, ni demasiado viejas, pues no se inflarían adecuadamente.

Patatas8
Adrián Panadero es el encargado en Zalacaín de las patatas suflé.

2. Pela las patatas el día anterior

En Zalacaín pelan las patatas la noche anterior para que pierdan el máximo agua posible, lo que ayuda al suflado.

3. Al día siguiente, vuelve a pelarlas

Al dejar las patatas reposando por la noche pierden agua, pero además se oxidan, por eso hay que volver a pelarlas antes de cortarlas, quitando los bordes que quedan ennegrecidos.

Patatas2
Los bordes de las patatas se pueden usar para puré.

4. Procede al “cuadrado” de las patatas

Las patatas suflés de Zalacaín se distinguen por tener forma rectangular, y no ovalada como en otros lugares. Gracias al proceso de cuadrado las patatas son perfectamente homogéneas y se fríen a la perfección.

Las patatas deben cuadrarse buscando la veta de la patata, eliminando todos los bordes circulares hasta que quedan con forma de cubo –o, siendo puristas, de ortoedro, pues son, en realidad, un prisma rectangular–.

Patatas1
Las patatas ya cuadradas se colocan en una bandeja para acelerar el proceso de cortado.

5. Un corte de 2,20 mm

Tras tener las patatas bien cuadradas, hay que proceder a cortarlas, para lo que es indispensable usar una buena mandolina. Se podrían cortar a cuchillo, claro, pero tendrías que tener el pulso de Jason Bourne.

En Zalacaín usan una mandolina que lleva en la casa desde vete a saber cuándo ajustada en exclusiva para cortar las patatas con el mismo grosor que una moneda de dos euros, que es exactamente de 2,20 milímetros.

Collage Corte Patata
Sin mandolina es muy difícil lograr un grosor uniforme.

6. El secado

Según se cortan las patatas, Panadero las dispone sobre un paño, una a una, para que se sequen bien sin pegarse.

Patatas4
El exterior de las patatas no puede tener agua.

7. La fritura en dos tiempos

Después de todo este despliegue llega el momento más delicado, en el que se procede a freír las patatas.

Para lograr el suflado es indispensable contar con dos sartenes, en las que se calienta el aceite de oliva a distintas temperaturas. La primera sartén, en la que las patatas se pochan, el aceite debe estar a 120º; la segunda, en la que se realiza el suflado, debe estar a 190º. En Zalacaín calculan la temperatura a ojo, pero en casa, creemos, no está de más contar con un termómetro para esta operación.

Cuando estén los aceites a la temperatura adecuada, se empiezan a pochar las patatas en la primera sartén, en tandas pequeñas, pues siempre deben freírse en abundante aceite, con el espacio suficiente.

Patatas5

Es un pochado, no un confitado, en el que se busca impermeabilizar la parte externa de la patata, para que, al pasar a la sartén con el aceite más caliente, el agua que queda dentro se evapore y sufle la patata. Si la patata está pinchada, rota o no está bien sellada, no se infla.

Para pochar bien las patatas hay que realizar de forma constante lentos movimientos circulares con la sartén, que ayudan a que se frían uniformemente.

Pasados unos 5 minutos, las patatas comenzarán a suflar, momento en el cual hay que pasarlas con ayuda de una espumadera a la otra sartén, donde se inflan en cuestión de segundos. Una vez ocurra esto, se sacan del fuego y se dejan reposar sobre una rejilla (si es mucho despliegue en casa podemos ponerla sobre papel absorbente).

Patatas6
Las patatas se van colocando en una rejilla, para que no absorban el aceite. Se eliminan las que no se hayan inflado o tengas desperfectos.

8. La reanimación

Una vez se sacan las patatas de la segunda sartén están en realidad listas, pero deben servirse de inmediato. Sería imposible realizar todo este proceso cada vez que hay una comanda en el restaurante, y nosotros nos volveríamos locos en casa si queremos presentarlas, por ejemplo, en una comida de Navidad con los invitados ya pululando por casa.

Lo que hacen en Zalacaín es reservar las patatas nada más pasar por el aceite caliente, donde han comprobado que suflan, sin esperar a que se frían del todo. Esto permite tener las patatas preparadas para que, cuando hay que sacar la guarnición, **basta con freírlas en aceite muy caliente: inmediatamente, las patatas vuelven a inflarse y, cuando alcanzan un color dorado tirando a marrón, están perfectamente crujientes.

Patatas7
Panadero coloca las patatas que están listas para ser reanimadas sobre un paño una a una. Pueden aguantar precocidas perfectamente de un día para otro.

Se puede, incluso, hacer todo el proceso la noche anterior, dejar las patatas prefritas en la nevera, para reanimarlas a la hora de comer. Si se suflaron previamente, volverán a hacerlo. Hay algunas patatas que, por muchos motivos, no se inflan, y estás deben ser desechadas. También en Zalacaín, en todas las tandas, se tienen que retirar patatas. Es imposible que todas salgan perfectas, pero practicando con la técnica la merma es de solo en torno al 5 %.

Con qué servir las patatas suflés

En Zalacaín se sirven las patatas suflés acompañando los platos de carne y su famoso steak tartar, para el que resulta el complemento perfecto. Se trata, no obstante, de una guarnición muy versátil, que en casa podemos servir junto a cualquier plato principal o, incluso, como aperitivo de lujo.

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Esta es una versión actualizada de un artículo publicado originalmente el 26 de noviembre de 2019.

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Cómo hacer beurre noisette o mantequilla avellana, y en qué recetas puedes utilizarla

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Cómo hacer beurre noisette o mantequilla avellana, y en qué recetas puedes utilizarla

Hoy vamos a preparar un ingrediente muy utilizado en la cocina francesa, de donde toma nombre. Se trata de la receta de beurre noisette o mantequilla avellana, una preparación básica perfecta para hacer platos a la plancha con mucho sabor. Se trata de una mantequilla tostada o mantequilla marrón, que también es conocida como brown butter en su denominación inglesa o como mantequilla avellanada.

Al igual que vimos en la receta de la salsa de mantequilla blanca o beurre blanc, perfecta para recetas de pescado es una salsa sencilla de hacer, que se basa en ir reduciendo la mantequilla para concentrar su sabor. En esta receta, no se añade ningún otro ingrediente como cebolla ni harina, siendo todo su color fruto de la cocción a fuego muy muy lento.

Esta mantequilla de color avellana resulta perfecta para cocinar un entrecot a la plancha, un chuletón en la parrilla o cualquier pieza de carne, aportando un sabor intenso y un aroma a frutos secos que dejará encantados a los comensales.

Ingredientes

Para 4 personas
  • Mantequilla sin sal 250 g

Cómo hacer beurre noisette

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 1 h
  • Elaboración 1 h

Esta elaboración es muy sencilla pero requiere atención ya que vamos a cocinar la mantequilla a fuego muy muy lento, para conseguir que se den las reacciones de Maillard, tostándose ligeramente los elementos sólidos y azúcares que contiene, potenciando así su aroma y sabor.

Conviene remover de cuando en cuando para que todo el proceso se haga de forma uniforme, vigilando siempre para evitar que la mantequilla se nos queme o se nos eche a perder. Comenzamos cortando la mantequilla en dados, lo que facilita que se derrita rápidamente.

Es conveniente utilizar un cazo de superficie esmaltada, preferiblemente de color claro para poder ver cómo va cambiando de color la mantequilla durante el proceso. Al principio se formarán unas espumas y burbujas. Seguidamente, desparecerán, precipitándose en la parte baja los sólidos lácteos, mientras que el agua de la mantequilla se irá evaporando.

Beurre Noissette Pakus Futurobloguero Pasos 1

Después la mantequilla empezará a oscurecer, siendo ahí importantísima una vigilancia extrema para que no se nos queme. Por otro lado hay que mantener el fuego al mínimo, aunque creamos que no pasa nada, porque el proceso requiere su tiempo. Cuando la mantequilla tiene el color deseado, la pasamos a un cuenco y dejamos que se solidifique a temperatura ambiente y ya la tendremos lista para su uso.

En qué recetas puedes utilizar la mantequilla avellana o beurre noisette

Para utilizar esta mantequilla avellana o beurre noisette, basta con poner una sartén o una plancha al fuego y agregar una quenelle de esta mantequilla y en ella cocinar un buen filete, una pechuga de pollo o una chuleta. Si queréis podéis añadir también unas ramitas de tomillo o romero y ya tenéis todo listo para conseguir una carne a la plancha con sabor intenso.

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Entrecot: los trucos del chef para clavar el punto exacto de la carne y que quede perfecto

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Entrecot: los trucos del chef para clavar el punto exacto de la carne y que quede perfecto

El entrecot o las piezas de carne de ternera o de buey, requieren su técnica para que queden bien cocinadas, jugosas por dentro y con ese aspecto que tanto gusta a los amantes de la carne. Hoy os queremos contar los trucos del chef para hacer el entrecot perfecto en casa, para que podáis darle a vuestros cortes preferidos de carne el punto perfecto.

La técnica, que es bastante peculiar y fue popularizada por el chef Heston Blumenthal, resulta muy sencilla para dejar la carne en su punto exacto, de sabor, de terneza y de presentación, reteniendo la mayor parte de los jugos en su interior para que los comensales disfruten del entrecot perfecto.

La compra del entrecot

Compra

Obviamente, lo más importante es comprar carne de calidad, ya que este plato, más allá de la técnica que ahora os vamos a comentar, se basa en una pieza de carne -el entrecot- de unos tres o cuatro centímetros de grosor, ya que después lo cortaremos en filetes transversales al servirlo.

Al seleccionar el entrecot, podemos elegir según nuestros gustos, optando por adquirir este corte de la procedencia preferida, ya sean nuestras carnes de razas nacionales o las que vienen de otros países famosos por la calidad de sus ganados. Recordad nuestros consejos para comprar carne.

La maduración en casa

Para conseguir una carne más sabrosa, el chef Heston Blumenthal recomienda una maduración corta en casa, para deshidratar un poco la carne y madurarla perfeccionando su sabor. El proceso es el siguiente. Tomamos el entrecot y lo secamos bien con papel de cocina. Después, debemos colocarlo sobre una rejilla para que el aire pueda circular cómodamente y lo dejamos dentro de la nevera, durante tres o cuatro días sin envolverlo.

Maduracion

El frío y la humedad de la nevera, harán que el entrecot madure correctamente, aunque se oscurecerá un poco su superficie tal como podéis ver en las imágenes. Durante esos tres días, es recomendable dar la vuelta a la pieza cada doce horas para que se exponga a este proceso de manera uniforme.

Después de los tres días, lo sacamos de la nevera y lo dejamos al menos tres horas a temperatura ambiente antes de cocinarlo. Es posible que el corte de carne parezca marcado como si hubiera estado en la parrilla, debido a que el frío habrá dibujado en la superficie de la carne, las líneas de la rejilla sobre la que lo tuvimos dentro de la nevera.

El cocinado del entrecot

Cocinar Entrecot Perfecto

Para conseguir esta carne llena de jugos y caramelizada en el exterior, ponemos a calentar una parrilla o una plancha que alcance y soporte altas temperaturas durante unos minutos para que esté bien caliente cuando vayamos a cocinar el entrecot. Si queremos podemos barnizar ligeramente su superficie con aceite de oliva usando una brocha de silicona. También podemos barnizar en su lugar la cara externa del entrecot.

Ponemos el entrecot a cocinar en la plancha y dejamos que se cocine a fuego vivo, dándole la vuelta cada 20 segundos. Aunque siempre hemos recomendado hacer estas piezas dejando que se hagan un par de minutos por cada lado sin darles la vuelta, Heston Blumenthale recomienda un continuo volteo de la pieza para que se haga de manera muy homogénea y los jugos circulen mejor.

Cocinado Entrecot

Sobre esto, cabe señalar lo siguiente: en primer lugar, si vais a hacerlo al estilo Heston -y es interesante dado el resultado- debéis utilizar unas pinzas y nunca dar la vuelta a la carne usando un tenedor porque iríais pinchando el entrecot y provocando una pérdida de jugos.

Además, deberíais tener en cuenta un barnizado de la carne al principio, porque si se da la vuelta a la pieza antes de que se forme la caramelización en la superficie, es fácil que la carne se desgarre, en especial en las parrillas con surcos y no en las que son tipo plancha.

Salvadas estas dos advertencias, el método de Heston de dar la vuelta al entrecot cada 20 segundos provoca un resultado magnífico ya que la carne queda cocinada de modo homogéneo. Con una sonda de temperatura o un termómetro de cocina podemos verificar que la carne está en el punto que nos guste.

Para una carne ligeramente sonrosada y al punto esperaremos a que la carne esté en su interior a unos 55ºC antes de sacarla. Si os gusta más o menos hecha, podéis sacar el entrecot cuando esté a 57 o 58ºC para carne pasada del punto, o a 52 o 53ºC si os gusta poco hecha.

El reposo de la carne

Reposo Carne

Este es un aspecto fundamental. Para que la carne quede bien jugosa y retenga sus jugos evitando que se desparramen en el momento del corte, es necesario dejar reposar la carne de una pieza durante unos cinco minutos. Además en ese tiempo la carne se sigue cocinando e incluso sube su temperatura en el interior, aunque esté fuera del fuego.

Tened eso último en cuenta para conseguir el punto deseado. Es decir que si queréis la carne en su punto a unos 55ºC es mejor sacar la carne cuando la sonda nos indique que está a 52 o 53ºC. El tiempo de reposo ayudará a que la carne quede a nuestro gusto. La experiencia os irá enseñando a conseguir el punto deseado, aunque todo dependerá de la variedad de carne y su grosor.

El corte y servicio del entrecot

Corte Y Servicio Entrecot

Una vez la carne ha reposado, resulta muy cómodo para los comensales que se presente el entrecot ya cortado en la mesa, en pequeños filetitos transversales de unos tres o cuatro milímetros de grosor, colocados uno acaballado sobre el anterior de forma estética. Fijaos cómo la carne apenas suelta jugos sobre la tabla o el cuchillo.

Sobre la fila de filetitos de entrecot, podemos poner unos cristales de sal en escamas, y acompañar de una ensalada fresca, unos pimientos del piquillo o las clásicas patatas fritas en dos cocciones. Todo perfecto para disfrutar. Es conveniente poner tenedor y cuchillo para que se puedan trocear los filetes y también para que los que no quieran la deliciosa grasa del exterior, puedan retirarla.

Cómo hacer el entrecot perfecto en casa

Respetando todas las instrucciones y consejos anteriores, y partiendo de haber comprado una carne de calidad, estaréis seguros de poder preparar esta pieza correctamente en la plancha, usando los trucos del chef para hacer el entrecot perfecto en casa. Ya veréis los resultados.

Con un poco de práctica, vamos a ir poco a poco perfeccionando nuestra forma de cocinar. Si queréis compartir vuestras técnicas, contadnos en comentarios vuestros trucos para cocinar carne para que todos vayamos mejorando nuestras habilidades en esta materia.

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El mejor cochinillo asado para Navidad: Mario Sandoval comparte la legendaria receta de Coque (2 estrellas Michelin)

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El mejor cochinillo asado para Navidad: Mario Sandoval comparte la legendaria receta de Coque (2 estrellas Michelin)

Seguro que en cientos de casas esta Navidad el protagonista de la cena de Nochebuena (o de Nochevieja) es el cochinillo, uno de los reyes de los asados navideños junto al cordero (o lechazo), el besugo, la lubina o el pavo.

Si eres uno de esos que este año vuelve a tener al cochinillo como eje principal, tenemos una buena noticia para ti: los trucos del chef Mario Sandoval, con dos estrellas Michelin en el restaurante madrileño Coque, que nos abre su cocina para explicarnos paso a paso cómo se elabora uno de los cochinillos asados más famosos de España.

Los Sandoval despachan "entre 5.000 y 6.000 al año", explica el chef, "en un año normal, claro", que se distribuyen entre Coque (su gastronómico, en Marqués de Riscal 11), Coquetto (un restaurante más informal y más orientado al tapeo, en Fortuny 2) y los eventos que dan en La Romanée, una finca en Humanes, de donde son oriundos los Sandoval, y que también puedes disfrutar a domicilio con esta opción de delivery, incluso en Navidad.

En la actualidad, desde su restaurante se sacan por servicio entre seis y ocho cochinillos asados. "Los cochinillos son nuestros, de una granja propia, y pesan entre cuatro kilos y cuatro kilos y medio", añade. "Se sacrifican con 21 días y son de la raza John Dallas, que es un cruce de pietrain y duroc, con un 30% menos de grasa de la que tiene el clásico cochinillo", reivindica.

Más allá del cerdo, apenas hay cuatro ingredientes más en su cochinillo: "solo sal, pimienta, aceite y vinagre".

Antes del horno

Apertura Del Cochinillo Por La Parte Inferior Y Pequenos Cortes En La Nuca Para Favorecer La Coccion
Apertura del cochinillo por la parte inferior y pequeños cortes en la nuca, para favorecer la cocción.

"El cochinillo, abierto por la tripa, hay que tumbarlo boca arriba y abrirlo bien, con las palmas de las manos", muestra, "para que sea más uniforme". Después, para asegurar esa uniformidad, viene el toque que se le da boca abajo. "Se sujeta firme con un pulgar en la cadera y se descoyuntan las patas traseras [tirando con la mano hacia la propia cadera del cerdo]; luego hacemos lo mismo con las paletillas", ejemplifica poniendo el pulgar sobre el hombro del cerdo y tirando en dirección opuesta a la que marca la mano.

"Con esto dejas el cochinillo a la misma altura y se cocina por igual en todas sus partes. Si no lo hiciéramos, los hombros quedarían más arriba, o la cadera, y no sería una cocción uniforme", explica. De ahí, vamos al morrillo del animal, una parte muy carnosa en la nuca del cerdo.

"Hacemos unos cortes profundos en cuadraditos, como si fueran torreznos, con un cuchillo bien afilado, para que llegue bien el calor a esa zona. Si no lo haces, no se asa igual", reivindica. Después, corta manos y pies. "Así cabe mejor en el horno y ese corte lo usamos en el restaurante para hacer caldos y un saam, sirviendo así el cochinillo en tres pases distintos", explica mientras nos comenta cantidades: "Con un cochinillo entero hay plato principal para seis personas; incluso para ocho si hay muchos entrantes o aperitivos".

El sazonado

Engrasado Y Sazonado Primero El Aceite Por Ambas Caras Para Que Luego La Sal Se Impregne Bien
Engrasado y sazonado. Primero el aceite, por ambas caras, para que luego la sal se impregne bien.

Ni romero, ni tomillo, ni aromáticas. Solo aceite, sal, pimienta y vinagre. "Un chorro generoso de aceite por las dos caras del cochinillo [empezando por la espalda y luego por la tripa, con el cochinillo abierto], y lo extendemos bien con la mano. Hay que ser generoso porque si no, se seca", comienza. En su caso opta por un aceite 100% arbequina, que tampoco sea demasiado intenso.

"Salamos y pimentamos también de forma generosa [solo la tripa, o boca arriba, nunca la espalda o boca abajo]. Ha de ser generoso porque cuando demos la vuelta al cochinillo la mayor parte se caerá", prosigue. Esta fase de sazonado la remata con un chorro también abundante de vinagre. "Un vinagre normal, de vino blanco, para quitar el olor a cerdo", certifica.

El instrumental

Es cierto que el horno de Coque es un horno de leña de encina hecho a medida para ellos, que cuenta con tiro de vapor y tiro de humo, que puede asar más de ocho cochinillos en un servicio. Eso no impide que en casa no podamos emularlo. "Con un horno casero también se puede asar sin problemas. Calor arriba y abajo, o en un horno mixto, con 50% de vapor, es suficiente. Si no es mixto, con poner abajo una bandeja con agua para que haya humedad irá bien", asegura. "En ningún caso hace falta encender el grill para tostarlo", advierte.

Cochinillo Sazonado Y Listo Para El Horno Frente A Un Cochinillo A Media Coccion
Cochinillo sazonado y listo para el horno frente a un cochinillo a media cocción. En ambos se aprecia la importancia de la rejilla sobre la bandeja.

Donde no se la juega Mario Sandoval es en el tipo de superficie sobre la que asar el cochinillo. "No se puede cocinar directamente sobre una bandeja porque entonces no se asa: se cuece. Ponemos una bandeja y sobre ella ponemos una rejilla de horno, para que suelten ahí los jugos", matiza.

La cocción

Cochinillo Dispuesto A La Segunda Coccion Esta Vez Por La Espalda O Boca Abajo

Precisión y poco mareo del cerdo dentro del horno son las máximas en los asados de Coque. "Primero lo metemos boca arriba, para que se cocine, a 180 grados durante una hora y cuarenta minutos. Cuando ha pasado ese tiempo, lo sacamos, lo damos la vuelta y lo ponemos a la misma temperatura durante 40 minutos, para que se tueste y se termine", simplifica el chef madrileño.

"Primero boca arriba, para que se cocine; luego boca abajo, para que se tueste"

En su caso, cuando están en plena cocción, distingue el tiro de vapor. "Cuando esta cocinándose boca arriba, el tiro de vapor está cerrado [así se consigue la cocción, con una parte de humedad] y boca abajo, como queremos tostar, lo abrimos para que no haya esa humedad", nos comenta mientras voltea varios cochinillos. "La corteza levantada [una de las señas de identidad de los cochinillos de Coque] no sale siempre. Solo aparece en cerdos que tienen una proporción muy concreta de grasa y músculo. Ni en el restaurante les sale a todos", reconoce, así que no tenéis por qué preocuparos si ese ligero levantamiento no se produce en vuestra casa.

Guarnición al gusto

Cochinillo Finalizado
Tras 40 minutos asándose de espaldas, el cochinillo de Coque está listo para ir a la mesa. En este caso se aprecia la elevación de la piel, a modo de corteza crujiente.

Al cochinillo asado poco aderezo le hace falta, más allá de una ensalada verde, de un puré de patatas o de su propio jugo, aunque Sandoval no es muy partidario de añadir esa salsa, al contrario de lo que se suele hacer con el cordero.

"Hacerle una guarnición de lombarda guisada con manzana y piñones le va muy bien porque es fresca y también muy de temporada", explica para los que quieran salirse un poco de la tónica dominante mientras nos cuenta cuál es su parte fetiche: "la que más me gusta, porque es la más jugosa, es la zona de la riñonada".

Palabra de chef.

Más recetas de Navidad

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Esta es una nueva versión de un artículo publicado originalmente el 23 de diciembre de 2020

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Cómo tostar y pelar avellanas fácilmente y de forma rápida en casa

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Cómo tostar y pelar avellanas fácilmente y de forma rápida en casa

Quizá menos populares como picoteo que otros frutos secos como las almendras o los cacahuetes, las avellanas son también un bocado delicioso y nutritivo que además podemos usar en multitud de recetas. Se pueden encontrar ya tostadas, pero recomendamos ferviertemente adquirir avellanas crudas para disfrutar al máximo de su sabor y frescura. Y salen mucho más baratas.

Comprar avellanas nacionales con su cáscara a granel sería la opción ideal, aunque también podemos aprovechar el formato del fruto seco ya pelado pero en crudo, en este caso siendro preferible optar por un producto envasado en atmósfera protectora, que mantenga al máximo su frescura. Los frutos secos se enranciar rápidamente cuanto más se procesan, por eso merece mucho la pena tostarlas al momento en nuestra cocina.

Avellanas Cascara

Enteras, picadas, molidas o trituradas para hacer una crema o mantequilla casera, praliné o un untable goloso de cacao, las avellanas se pueden emplear como las más populares almendras en todo tipo de elaboraciones, y nos gustan especialmente como aderezo de ensaladas, muesli y granola, panes y dulces, pues son una delicia sobre todo si se combinan con chocolate. La mayor dificultad viene al lidiar con su piel, algo molesta y poco estética.

La piel fina que recubre el fruto seco se puede retirar fácilmente y de forma rápida una vez hemos tostado las avellanas al momento. Hemos probado en casa dos métodos diferentes aunque similares, y ambos pueden dar buenos resultados sin tener que invertir demasiado tiempo en la tarea.

Cómo tostar avellanas en casa

Solo necesitamos una fuente de calor potente pero no excesiva, que las tueste de manera homogénea sin quemarlas. En nuestra guía específica sobre el tostado de frutos secos en general ahondamos más sobre el proceso, pero para una ración pequeña o media de avellanas recomendamos básicamente dos métodos: al horno o en una sartén.

Avellanas Piel

El horno es el método más cómodo pero también puede gastar más energía y hay riesgo de que nos despistemos y se quemen en un instante. Lo recomendamos usar si ya lo hemos encendido para otro menester o vamos a hornear otra cosa a continuación; en caso contrario puede ser más económico y fácil usar la placa de cocina.

Para tostarlas al horno necesitamos una bandeja lo suficientemente amplia como para que no se amontonen los frutos, preferiblemente metálica o de vidrio, que transmiten mejor el calor. También es más recomendable un color clarito, para que no se quemen tan rápido, no muy profunda y con borde fácil de agarrar. Bastarán unos 12-15 minutos en horno prealentado a 175-180ºC.

Avellana Astosadas Peil

En la sartén, mejor si es de hierro fundido o inoxidable, sin recubrimientos antiadherentes, también se recomienda que no se amontonen en exceso. Tenemos que calentarlas, removiéndolas suavemente, a temperatura media, siempre pedientes de que no se quemen por abajo.

Cómo pelar las avellanas tostadas

Sea cual sea el método elegido, hay que pelarlas en caliente. Para ello podemos usar un trapo o paño de cocina viejo o de poco valor, limpio y que no huela a detergente o suavizante; solo tenemos que envolverlas aún calientes en la tela y removerla con suavidad sobre la mesa. La mayoría de pieles habrán salido, aunque el paño estará bastante manchado.

Avellanas Pasos

Nos gusta más -por comodidad- usar el método del colador o rejilla. Todavía con las avellanas algo calientes, tenemos que situarlas sobre un colador de malla resistente encima de un recipiente, y remover con las manos, frotándolas suavemente pero con firmeza. Las pieles más pequeñas y quebradizas caerán al cuenco, aunque nos tocará separar las avellanas peladas de las pieles más grandes.

El mismo método podemos usar con una rejilla de enfriar de repostería, con la ventaja de que las aberturas más grandes provocarán que casi todas las pieles caigan abajo. Aconsejamos colocar una lámina de papel de horno o una tabla que se pueda limpair fácilmente.

Para conservarlas durante algunos días sin perder demasiado sus propiedades recomendamos esperar a que se enfríen por completo antes de guardarlas en un recipiente de vidrio de cierre hermético, mejor si podemos hacer efecto vacío extrayendo el aire con algún dispositivo de corto plazo. En climas húmedos o temporadas de calor, mejor en la nevera.

Recetas para usar las avellanas tostadas

Es difícil resistirse a devorar varias avellanas recién tostadas, frescas, aromáticas y muy crujientes, pero no conviene darse un atracón de golpe. Lo suyo es usarlas en recetas específicas, como ya hemos mencionado al principio. Moler las avellanas ya tostadas y peladas nos darán un acabado más intenso y de color más suave. Estas son algunas de nuestras favoritas:

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48 horas para Navidad: preparativos de última hora para que tus cenas y comidas sean perfectas

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48 horas para Navidad: preparativos de última hora para que tus cenas y comidas sean perfectas

Como todo chef sabe, la planificación es decisiva en cocina. Por mucha mano que tengas, si no tienes todo listo para meterte en harina es muy difícil presentar una comida exitosa. Y en Navidad, cuando hay que cocinar para muchas personas, adelantar el máximo posible de tareas es imprescindible.

A principios de mes os explicábamos qué tareas se podían realizar con 20 días de antelación para tener todo listo para las cenas y comidas de Navidad, y ahora es el turno de repasar qué podemos hacer entre hoy y mañana para que en Nochebuena todo este listo y no tengas que ir corriendo.

1. Repasa el menú

Lo primero que debes hacer ahora que se acerca peligrosamente la Navidad es asegurarte de que tienes todo planificado. Repasa el menú, comprueba qué quieres ofrecer, incluidas las bebidas, y que no te falta ningún elemento accesorio –como servilletas o cubiertos–. Haz una lista de todo lo que necesites. Y, ahora, a la calle.

2. Haz las últimas compras

Ten en cuenta que la mayoría de los comercios abren todo el fin de semana, por lo que puedes adquirir todo lo que necesitas con antelación y librarte de hacer compras la mañana de Nochebuena, cuando los mercados están a rebosar.

No hay ningún producto fresco que no aguante en perfectas condiciones 48 horas en la nevera. Solo hay una excepción: el pan, que si es mejor comprar en el día. Este puedes ya encargarlo, para no llevarte sorpresas de última hora y acabar comprando pan congelado de gasolinera.

Vajilla

3. Pasa revista a la vajilla

En Navidad solemos sacar a relucir la vajilla, la cristalería, la cubertería y la mantelería que guardamos para ocasiones especiales. Lo más probable es que no la hayas tocado desde el año pasado, por lo que es mejor que pases revista con antelación, comprobando que hay piezas para todos los comensales y repasando bien para comprobar que está todo limpio.

4. Descongela la comida que necesites

En artículos anteriores os animábamos a comprar comida con antelación y congelarla, para ahorrar en productos cuyo precio se eleva ante la cercanía de Navidad. Ahora ha llegado el momento de descongelarla como es debido, y para ello debes meter ya todo lo que necesites en la nevera, para que se atempere de manera gradual.

Como tarde debes sacar la comida del congelador un día antes, pero todo aguantará bien en la nevera dos o tres días, por lo que puedes acometer ya mismo la tarea.

Codina Navidad

5. Realiza los marinados y rellenos

Algunos platos necesitan marinados que se deben realizar con antelación para disfrutarlos como es debido: hablamos, claro, de escabeches de todo tipo, el salmón marinado, que necesita como mínimo 24 horas; o los rellenos de la pularda o el pollo, que deben realizarse también como mínimo con un día de antelación (pero quedan perfectos con dos).

6. Cocina platos que mejoren con el reposo

Al margen de marinados, adobos o escabeches, muchos platos pueden prepararse con uno o dos días de antelación sin perder ninguna de sus cualidades o, incluso, ganando en sabor. Ya puedes asar pimientos, pelarlos, y guardarlos en la nevera; puedes también preparar la ensaladilla rusa, el relleno de las empanadas o dejar unas croquetas listas para freír.

Mención aparte merecen los platos de cuchara, que en su mayor parte se pueden recalentar a la perfección y realizarse con uno o dos días de antelación. También se pueden cocinar ya tarrinas, pates o pasteles salados.

Caldos

7. Prepara los postres que necesitan frío

Hay platos para los que podemos adelantar trabajo y otros que son imprescindibles preparar con al menos un día de antelación. Es el caso de los postres que requieran frío para cuajar: panna cottas, tartas frías, mousses, etc. Todo esto se debe hacer ya.

8. Enfría o atemperar las bebidas

Típico error común de Nochebuena: llegan los invitados y la cerveza no está lo suficientemente fría. Probablemente la nevera estará a rebosar, pero trata de enfriar con antelación las bebidas que no se pueden servir con hielo, como la cerveza o el vino blanco. Con este frío puedes incluso enfriar algunas bebidas en el balcón, pero tienes que acordarte de prepararlo todo.

En el caso del vino tinto lo mejor es servirlo a temperatura ambiente, pero mejor si lo dejas en alguna parte de la casa en la que no haga mucho calor: el mismo comedor suele ser un buen sitio, y así tendrás ya todo listo.

Turrones

9. Prepara las bandejas de dulces

Las bandejas repletas de dulces navideños son habituales en todas las casas españolas, y su preparación también se puede hacer con mucha antelación. El turrón se puede cortar y emplatar perfectamente y basta cubrir las bandejas con papel film para que no se estropeen.

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La mejor forma de cocinar muchas gambas o langostinos y tenerlos listos con antelación para Navidad

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La mejor forma de cocinar muchas gambas o langostinos y tenerlos listos con antelación para Navidad

Ni el jamón serrano ni el cordero, el verdadero alimento ubicuo en las navidades españolas son las gambas y los langostinos. Nada ejemplifica mejor el exceso que nos gusta practicar en Nochebuena, y esa falsa sensación de lujo, como esa enorme fuente de crustáceos, a buen seguro comprados congelados y ya cocidos, pero en cantidades ingentes. Langostino grande, ande o no ande.

Muchas madres y abuelas (que son a las que, por desgracia, les acaba tocando siempre estas tareas) pasan olímpicamente de cocer langostinos o gambas para 20 personas, pero, en realidad, no tiene ninguna ciencia, y permite ofrecer un producto en su punto, algo que no suele ocurrir con los crustáceos que compramos ya cocidos.

El problema de la técnica tradicional, es que las gambas y langostinos se hacen muy rápido, en solo un minuto y medio las primeras y dos y medio los segundos, tiempo tras el cual lo ideal es meter los crustáceos en agua helada para cortar la cocción.

Esto es relativamente sencillo si cocinamos para cuatro o cinco personas, pero si ha que servir cantidades ingentes de langostinos el método se torna cansino, pues para que los bichos queden en su punto es importante no cocer grandes cantidades a la vez. Esto por no hablar de la concentración que requiere una cocción que no puede superar un minuto y medio: vas a abrir la puerta y adiós gambas perfectas.

Por esto nos ha llamado enormemente la atención el método que propone Anna Hezel en la revista Taste, y que hace uso de un electrodoméstico cada vez más presente en las cocinas españolas: la circuladora sous vide.

Sousvide
La circuladora 'sous vide' cuece los alimentos a una temperatura constante.

Gambas y langostinos a baja temperatura

Para el que no esté familiarizado, la circuladora sous videuno de los aparatos que os recomendamos pedir estas navidades como regalo– es un instrumento que, en resumidas cuentas, permite cocer todo tipo de alimentos envasados al vacío o en bolsas herméticas controlando continuamente la temperatura, algo fundamental en este tipo de cocina.

En su libro Sous Vide Made Simple, Lisa Q. Fetterman explica que el sistema es genial para dejar las gambas y langostinos en su punto, con la ventaja añadida de que, si se cocinan al vacío, se pueden preparar con varios días de antelación y conservar en la nevera en su punto perfecto. Algo menos que hacer en las siempre atareadas comidas y cenas navideñas.

Como escribe Fetterman, “las gambas son muy sensibles al calor y pasan de crudas a gomosas en cuestión de minutos”. Pero al reducir y controlar de cerca el calor con un circulador, se puede ralentizar el proceso de cocción y eliminar prácticamente la posibilidad de que se cocinen en exceso.

Langostinos2

Basta poner el circulador a 60º y cocinar las gambas o langostinos dentro de una bolsa hermética o sellada al vacío (con un pelín de sal) durante 15 minutos. El margen de error se reduce enormemente: los crustáceos seguirán en su punto, aunque estén otros 10 minutos cociéndose.

Los bichos, además, se cocinarán de forma consistente, aun en grandes cantidades: puedes cocinar perfectamente un kilo de gambas en una bolsa de cuatro litros, siempre que tengas una olla grande en la que quepa. Y puedes meter más de una bolsa. “Solo asegúrate de colocarlos en una sola capa con la menor superposición posible para garantizar una cocción uniforme”, dice Fetterman.

Una vez que retires la bolsa con las gambas o langostinos del agua tibia, basta con que la metas en hielo para cortar la cocción, durante 10 minutos. Una vez hecho esto, puedes meter la bolsa entera en la nevera hasta que llegue el momento de servirlas. Si usas un envasado al vacío aguantarán hasta una semana en perfecto estado.

¿No es genial?

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